Las relaciones de trabajo en Sidor no pierden su intensidad y atracción, es por lo que luego de unas prolongadas y complicadas negociaciones colectivas entre empresa y sindicato, por cierto aún sin cerrarse del todo, se abre ahora un proceso electoral de un sindicato tradicionalmente referente en la zona del hierro, como es Sutiss.
Agreguemos una sorpresiva reestatización en el 2008 que ha mantenido sostenidamente la actividad productiva con índices de producción notablemente menores que los precedentes, además de una continuada y amplia incorporación de mayor cantidad de personas a la nómina de la empresa.
Los conceptos de patrono, gobierno y estado, se confunden en el modo como se gestiona la empresa, influenciando y desnaturalizando el campo de las relaciones de trabajo.
El escenario para estas elecciones está cargado con las tensiones que alcanzaron su clímax con la firma hace más de cuatro meses de un convenio colectivo que sigue siendo un misterio, ya que aún no ha llegado su texto completo al conocimiento de sus destinatarios principales, como son los trabajadores, y mucho menos a la comunidad y la nación toda, propietaria de esta empresa.
No olvidemos que los convenios colectivos son documentos públicos, se trata de las condiciones de trabajo de un numeroso colectivo laboral.
Una característica del mundo sindical en los últimos años ha sido la pérdida de sus articulaciones con organizaciones sectoriales, con las regionales y las nacionales; porque en estos niveles hay organizaciones que han desaparecido o se han reducido a actividades de muy poca influencia, y por tanto poco repercuten en las organizaciones de base. Así también han nacido otras que no provienen de las bases sino que nacen por arriba.
Sutiss no obstante su tamaño como sindicato es una organización de base y de hecho es de empresa, se desenvuelve en el ámbito de una gran empresa, localizada en un espacio determinado.
Esta condición otorga ventajas para la comunicación y la acción entre los trabajadores y los dirigentes, todo está centralizado en un único espacio productivo. Los dirigentes tienen una alta visibilidad, por lo que la manera de ejercer la acción sindical sea con predominio de estilos y prácticas burocráticas, democráticas o autoritarias son difíciles de ocultar.
Un sindicato de empresa está poco conectado con la actividad sectorial productiva, carece de formulación de políticas en este ámbito, y en tiempos que el movimiento sindical en su conjunto está desarticulado y atomizado, es más vulnerable a las influencias patronales y estatales, que son los principales actores con quienes interactúa como entidad, con intereses en algunos casos coincidentes pero en otros divergentes.
El escenario al cual se ve sometido un sindicato en esta situación, está dominado por lo circunstancial y cotidiano, facilita una práctica sindical focalizada. Al final, sigue atrás reactivo de las estrategias patronales y estatales, y por tanto con dificultades para construir y formular las suyas.
Un proceso electoral sindical inevitablemente se inscribe en la polarización política predominante, aún más en este caso de un sindicato como Sutiss y en una empresa emblemática como Sidor; si bien ésta anteriormente se caracterizó por ser innovadora tanto en lo productivo, como lo organizacional y lo laboral, aportando cuantiosas riquezas a la nación y a la comunidad, hoy no lo es tanto, requiere de ayudas y subsidios para sostenerse, pero sus glorias de ayer siguen pesando, por lo que sus elecciones sindicales atraen la atención más allá de quienes votan y también de quienes gerencian la empresa.
A pesar de las debilidades planteadas, hay elementos meritorios que constituyen una fortaleza a toda organización colectiva. Destacable la consecuente consulta electoral a sus afiliados.
Ello ha permitido que en más de cincuenta años de actividad sindical, de 1963 al 2014, son 51 años, restemos los siete con una directiva interventora impuesta por la CTV y Fetrametal por encima de la voluntad de los trabajadores, ha tenido trece procesos electorales y once presidentes sindicales diferentes, lo cual en el movimiento sindical venezolano representa una trayectoria de cumplimiento estatutario y de alternabilidad. Esto de por sí es un patrimonio digno en el sindicalismo venezolano, de rasgos tan caudillistas como las organizaciones gubernamentales y políticas.
Sin embargo llama la atención el alto número de propuestas electorales. Doce en este caso, en las pasadas elecciones fueron once. Cabe preguntar si tal diversidad de proposiciones responde a pluralidad, diferenciación y especificidad en los análisis de lo realizado y en las visiones hacia mañana, adecuaciones a nuevas circunstancias, en las propuestas de como encarar los problemas del presente y del futuro, a las posturas ante los logros, las derrotas y ante los hechos relevantes para los afiliados y para la empresa.
Téngase presente la continuada pérdida de capacidad productiva por un lado y el deterioro de las condiciones de trabajo por otro, no sólo como fenómeno particular de esta empresa, sino del conjunto de empresas dirigidas con similares criterios. Por supuesto que en esta coyuntura electoral son repuestas que las han de dar quienes participan directamente proponiendo planchas en estas elecciones.