Muchos son los casos, víctimas de la “Toga Desalmada” que decide y decide dejando huellas de dolor en la justicia esperada. No necesita ni Constitución ni Leyes que le den luz a sus criterios, ella sola es creativa ajustándose a la medida de sus cómplices amigos.
Los derechos humanos, preservar la institucionalidad de los poderes públicos o la interpretación progresiva de las leyes no son conceptos conocidos por “la Toga”, no hay derechos sino para quien le complace.
Un ejemplo que denota la justicia selectiva, lenta y desalmada es el trato otorgado por el máximo tribunal al expediente 2004-831 de la Sala Político Administrativa que lleva el caso de 10 víctimas que demandaron al Instituto Venezolano de Seguros Sociales hace más de 10 años y aún hoy esperan justicia.
Este mes se cumplen 23 años desde que en el hospital “José Antonio Vargas” ubicado en el sector de la Ovallera ocurriera un accidente sin precedentes, afectando a todo el personal que laboraba en el hospital y pacientes que se encontraban en el.
Los hechos desencadenantes consistieron en la propagación de una sustancia tóxica que se esparció por el hospital afectando de por vida a todos aquellos que se encontraban en el.
Hoy después de tantos años muchas de las víctimas esperan ser reparadas por un Estado que no responde y apadrinado por unos tribunales que no deciden.
Mientras tanto las víctimas del caso de la Ovallera se van envejeciendo prematuramente, se van complicando en su salud al no conseguir sus medicamentos y se van muriendo poco a poco consecuencia de los efectos del accidente.
Es de aclarar que esta no es la vida que deseaban vivir sino la de tener hijos, tener una familia, desarrollarse profesionalmente entre otras metas.
La Toga Desalmada los condena hoy, a vivir sin justicia y a la espera de un reconocimiento que tardío, disipa sus efectos, minimizando la trascendencia de los hechos ocurridos en la Ovallera.
Jessica Duhan
Abogada del Programa de Exigibilidad | @gsikdb