A Lucía no le llega una gota de agua a su casa desde hace más de dos meses. Esta situación ha desmejorado sustancialmente la vida de Lucía y la de su familia quienes solo han podido tener acceso al preciado liquido mediante cisternas de agua cuya disponibilidad no siempre está garantizada.
La falta de agua afecta la cotidianidad de la vida de Lucía y de su familia pues pequeñas cosas del día a día que no parecían tan transcendentales se vuelven una odisea.
Lavar ropa, bañarse, lavarse los dientes, limpiar el baño, regar las matas, bañar al bebé, cocinar, limpiar la casa son el reto de cada día.
Pero así como Lucía y su familia, la comunidad donde hacen vida tampoco cuenta con agua. A consecuencia de esta situación la escuela donde estudian sus hijos ha dejado de dar clases por períodos prolongados y el agua asentada que han logrado recoger sus vecinos ha incidido en la proliferación de mosquitos causando a su vez enfermedades de distinta índole.
El agua es un servicio básico y que no haya agua en la casa de Lucía porque una tubería se averió y nunca se reparó, porque no hubo intenciones de mejorar la infraestructura para el suministro de agua, porque los embalses se están secando entre otras situaciones que podrían afectar el servicio, es la evidencia de la falta de planificación por parte del Estado para garantizar el derecho a una vida digna de Lucía y la comunidad donde hace vida.
La constitución del país donde vive Lucía reconoce como un derecho fundamental el poder vivir en una vivienda digna y específica cuando una vivienda presta las condiciones necesarias para que las personas puedan vivir dignamente. Entre esas características, indica la norma fundamental, que la vivienda debe contar con “los servicios básicos esenciales”. Por tanto, mientras no llegue agua a la casa de Lucía y a la de sus vecinas, el Estado estará incumpliendo con su obligación de garantizar el “buen vivir” de estas personas.
Lucía además de comprender que ella tiene el derecho a exigir servicio público de agua eficiente y de calidad también es consciente que tiene el deber de hacer uso adecuado del agua, ya que es un recurso indispensable para la humanidad. Por eso junto a exigir el derecho humano al agua debemos también contribuir a su conservación.