Por estos días ha estado de visita en Venezuela el padre Adolfo Nicolás, general de los jesuitas. Sencillo, casi con cara de tímido, con serenidad de sabios, habló a la familia de Fe y Alegría en un colegio de Caracas. De sus palabras recupero una de sus afirmaciones: “hay que centrarse en lo esencial”.
Lo tomé como un consejo para los venezolanos y empecé a hacerme mis propias preguntas,
– ¿Qué es lo esencial en la democracia? Que se respete a todos, que impere la ley y la justicia -que es ciega y no discrimina-, que el pensar distinto no convierta en traidor al diferente, que a la mayoría y a las minorías se le respeten los derechos humanos -porque éstos son universales-, que parlamentar -el debate, el diálogo, la discusión abierta- sea el medio de abordar las diferencias, que existan palestras -de papel, ondas, canales, virtuales- para expresar libremente esas diferencias.
– ¿Qué es lo esencial en la educación? Que sirva para desarrollar las potencialidades del educando, que enseñe a convivir en paz, que el que estudie pueda pensar con autonomía, que sepa discernir, que pueda ser feliz y contribuya a la felicidad de los otros, que aprenda a sonreír y reír y que la burla se vea mal, que se enseñe a “desaprender la guerra y desconvocar el odio”; que el que pase por la escuela salga teniendo las competencias básicas para seguir aprendiendo y poder ganarse la vida gracias a la buena base; que la diversidad se vea como valor y no como problema… ¿ Y lo esencial en la “consulta educativa”? Que podamos todos expresar libremente lo que opinamos, como padres, madres, o docentes,o ciudadanos, que se haga con transparencia -como reza uno de los principios enunciados por las autoridades- y se genere confianza, que luego haya coherencia entre consulta, textos y currículo; que nadie sienta que se le ha tendido una trampa.
– ¿Qué es lo esencial en las manifestaciones? Que gane la justicia, que protestar pacíficamente se vea como derecho y no como delito, que se sepa de verdad lo que pasa cuando se vuelven violentas, que nadie vaya armado, que los defensores de los detenidos puedan hacer su trabajo, que se escuche la causa de la protesta y se atiendan las demandas justas- y tal vez no haya que seguir manifestando-, que los derechos humanos se nos garanticen a todos los venezolanos.
– ¿Qué es lo esencial en la canasta alimentaria de una familia con niños y niñas? Que haya leche para los pequeños -prioridad absoluta según nuestras leyes- y que ello no suponga para sus padres horas de cola ni desajustar su presupuesto, que los ingresos la puedan cubrir, que se produzca la mayoría de lo que debe contener la canasta.
– ¿Qué es lo esencial para tener futuro? Que recordemos lo que decía Mandela: “en todas partes hay gente buena” y tengamos la mirada limpia para ver esa “buena gente”; que se recojan las balas, las tanquetas y las bombas, que los niños y adolescentes puedan llegar a viejitos; que haya coherencia entre discurso y acción, que las agendas sean abiertas; que pensemos antes de actuar, que entendamos que la esperanza se construye y no va a llegar como premio de lotería; que tengamos “vida en abundancia” hoy.
Esto no es “comeflorismo del siglo XXI”, es un clamor para que no nos dé vergüenza más adelante cuando hijos, nietos, exalumnos, del lado que sea, nos pregunten qué hicimos con el desastre.