“Escuchamos disparos. Eran como las 9:00 de la mañana. ¡Otro tiroteo entre bandas! La cosa era a un par de cuadras pero se escuchaba. La escuela tiene platabanda, las balas no traspasan el techo, pero los niños se asustan”. La docente del colegio de Fe y Alegría, vía El Junquito, relata que el enfrentamiento duró como media hora. Paraban y seguían. Hubo dos delincuentes muertos y más tarde les informarían que también el padre de uno de los alumnos, no se sabe si fue porque lo iban a robar o porque pasaba cerca, pero para efecto del dolor es el mismo: ¡otro niño huérfano! Eso fue la primera semana de febrero. Hubo que suspender clases unos días.
Ya un solo evento como este lo deja mal a una, pero cuando vas poniendo en una lista todos los que te han llegado en un mes y en lo que va del año escolar, sientes que es todo el país el afectado por esta guerra asimétrica: armados contra inocentes, robos a escuelas que sirven a comunidades populares, docentes amenazados, robados y hasta muertos, huérfanos víctimas de la violencia delincuencial… Con el agravante de estar indefensos. Veamos la muestra triste que suponen golpes para el corazón de Fe y Alegría.
Empecemos por los robos de centros de Cuidad Guayana, y Ciudad Bolívar, Tumeremo y Las Claritas: ¡17 colegios robados en lo que va del año escolar! ¿Ustedes saben cuánto cuesta equipar una escuela hoy? ¿Cómo reponemos una computadora o el aire acondicionado de la biblioteca? ¿Cuántas rifas hay que hacer? ¿Y los destrozos, quién los arregla? Mención especial el caso insólito de un centro nuestro en Valera: 5 aires acondicionados sustraídos el sábado 5 de diciembre del 2015, en un colegio que era centro de votación, o sea, estaba bajo la custodia de la Guardia Nacional. Así como lo está leyendo. No caben comentarios. Se reportó al Plan República.
Hay otro caso insólito. En enero de este año, en una casa de convivencias donde la gente va a hacer retiros, y que no ponemos el lugar para proteger a los que viven cerca, un sábado entraron 6 encapuchados, sometieron por varias horas a los que habían ido a orar, los amarraron, los amenazaban con matarlos a todos mientras robaban todas sus pertenencias, incluyendo la comida que habían llevado para el fin de semana. No cuento las torturas psicológicas relatadas por respeto a los lectores. Fe y Alegría hizo las denuncias correspondientes pero hubo que hacer muchas llamadas para ser atendidos.
Los casos más tristes, las muertes.
– En noviembre del 2015 mataron a un vigilante de la oficina de Fe y Alegría en Barquisimeto, además era hermano de una compañera que trabaja en la emisora de esa ciudad.
– El 17 de diciembre un profesor de un colegio de La Vega se dirigía a la convivencia navideña y lo mataron después de atracarlo. Tenía 28 años. ¡Triste navidad para todos!
– En enero, la madre de tres alumnos de una escuela de La Vega -Caracas- fue objeto de varios disparos en frente de sus hijos, ¡tres huérfanos!, la señora había denunciado un robo. ¡Tres huérfanos más!
– En enero también, en una escuela de Catia, el padre de dos niñas fue a buscarlas al plantel, le dispararon para robarle el arma puesto que el señor era policía. Murió, buscando a sus hijas, en pleno día. ¡Dos niños más sin padre!
Prefiero escribir historias bonitas que siembren esperanzas, pero no puedo caminar por las escuelas como si esto no estuviera pasando. El corazón de Fe y Alegría está próximo a cumplir 61 años de vida, sigue palpitando en 170 lugares del país, en algunas zonas no ha llegado el asfalto, ahí vamos a seguir y lloramos hoy sólo para ver mejor por dónde caminar. (Publicado en Correo del Caroní)
@luisaconpaz