Pido prestado a Joaquín Sabina parte de la letra de su canción “Noche de bodas”, toda ella podría ser la columna, pues falta que nos hace un poco de música y poesía en estos días de marea alta, gases- muy malos – tanquetas y falta de leche para los niños y niñas.
“Que el diccionario detenga las balas” lo veo como un llamado a que el diálogo sustituya a las armas. “El diccionario es el libro que contiene todas las palabras”, fue la respuesta de una maestra a un adolescente que –por falta de oportunidades – aprendió a leer a los 16 años. El rápidamente exclamó, “entonces tengo que tener un diccionario”, y fue aprendiendo, lentamente, a cambiar los golpes por el verbo para resolver sus problemas. Esos cambios no se logran de manera instantánea, pero con voluntad y perseverancia, se consigue.
“Moderar el lenguaje” fue una de las recomendaciones de los cancilleres de UNASUR, hay suficientes palabras en el diccionario para expresarse sin insultar, sin descalificar, sin burlarse del otro.
En las escuelas, para reducir y erradicar la violencia verbal, hacemos un ejercicio con los niños: en un lado de la hoja ponen apodos de esos horribles que a vece se dicen,y luego deben poner lo contrario; igual con palabras violentas, hay que buscar cuál palabra amistosa puede ser sustituida, de manera de descubrir que hay otras maneras de hablar.
Si se acepta el diccionario, entonces hay que desechar las armas, las bombas, y ahora las metras y los clavos. En Barqusimeto,el viernes pasado en la noche, unos jóvenes que pintaban unas franelas y gritaban consignas, fueron sorprendidos por unos violentos, recibieron disparos de perdigones y metras- un juguete apreciado por los niños pero terrible si en vez de usarse para jugar, se usa para herir -. ¿Es tan difícil atrapar a los violentos?
Acudamos de nuevo a Sabina y la canción que hoy nos inspira: “que las verdades no tengan complejos/ que las mentiras parezcan mentiras”. La verdad tiene que emerger. ¿Hay voluntad para rectificar políticas? ¿Se quiere llegar a acuerdos o sólo se juega a un diálogo de sordos? Las verdades dejarán de tener complejos cuando se acompañen de acciones coherentes, y no sean flores de un día.Que las mentiras no se disfracen de verdades, porque así no hay diálogo que valga, y porque si sigue mintiendo, las verdades no se van a creer.
Sigue Sabina, “ Que gane el quiero la guerra del puedo?¿Será que de verdad se quiere un entendimiento?
Tal vez haya que buscar terceros que enseñen a usar el diccionario, algo así como los jefes de debate de las escuelas, con suficiente autoridad.“ Si se es pana de uno de los que ha peleado. Entonces no puede ser juez, hay que buscar a otro”, recuerdo que una vez explicó un juez de paz escolar, alumno de sexto grado para entonces. ¡Qué gran lección! ¿Será que daremos con terceros confiables y sensatos? ¿Será más difícil aprender a usar diccionarios que armas para llegar a acuerdos?
Tal vez deberíamos rescatar otra frase de Sabina “que ser valiente no salga tan caro/que ser cobarde no valga la pena”.