Quiero pensar que ustedes al postularse como candidatos para la Asamblea Nacional lo han hecho porque quieren servir al país, aunque me tilden de “comeflor”, y como pienso ir a votar, les voy a escribir varias cartas antes de diciembre.
Comienzo por decirles que cuando reviso la CRBV y leo el artículo 187, confieso que no les tengo envidia, tener esas 24 responsabilidades, es un gran compromiso. Me temo que muchos de los que llegan a la AN no han hecho esa primera tarea: saber para qué son elegidos. Sobre eso volveremos en otra carta. En esta oportunidad me atrevo a proponerles una ideas para que ocupen su tiempo desde ahora hasta las elecciones.
Sería muy útil para ustedes y para nosotros, los que vamos a decidir por cuál votamos, que escuchen lo que se dice y lo que tal vez mucha gente no se atreve a decir. Tal vez oigan, por ejemplo, los dramas de las familias ante la imposibilidad de adquirir los productos básicos. “¡No se cómo no hay más suicidios en este país!”, me comentaba una maestra que trabaja en el interior del país. “Usted no se imagina lo mal que la están pasando en el barrio. Hay padres que no duermen de tanta angustia acumulada. Se endeudan y luego no pueden pagar esas deudas. No hay sosiego ante tanta necesidad”. No se trata sólo de las colas, se trata de que no hay salario que alcance con esta inflación. ¿No les toca a ustedes “aprobar las líneas generales del plan de desarrollo económico y social de la nación”? (Artículo 187 numeral 8) ¿A ustedes les va bien con esta manera de organizar la economía? Deben saber que a la mayoría no, la está sufriendo. Escuchen al señor David, de San Félix, vive de su carrito, pero con los actuales costos de repuestos ya no le dan las cuentas y hoy no está fácil cambiar de ocupación. Ese es uno de los que no duerme. Si le ponen historias a las estadísticas verán cómo les cambia el panorama. Por eso, no vayan a las reuniones de sus circuitos sólo a hablar, vayan a escuchar también.
Otra sugerencia, observen la cotidianidad de la gente común, la de esos electores. Trasládense en autobús o en metro, si viven en Caracas. Observen rostros. Sientan en las unidades de transporte el miedo que cada usuario tiene de ser asaltado. Recorran comunidades populares y vean si los módulos de barrio adentro funcionan, vean si el ambulatorio está abierto, vean si hay centros de educación inicial suficientes. Pregunten cuánto tiempo tienen algunas obras sin terminar, como el liceo de La Victoria en San Félix. ¡Ya perdí la cuenta! ¿Son 10 años? Algunos me dirán que todo eso no les corresponde a ustedes, pero tal vez les de luces para que puedan cumplir con la tarea de los numerales 3 y 10 del artículo ya citado (funciones de control sobre el gobierno y dar votos de censura a altos funcionarios) ¿Se van a conformar con leer Memorias y cuentas con memoria corta que se presentan o se atreverán a corroborar lo escrito?
Si las estadísticas tiene nombres y rostros es posible que ningún diputado falte a las discusiones, es posible que antes de levantar la mano ponga las imágenes recogidas y tenga la valentía de preguntar porque siendo los niños, niñas y adolescentes “Prioridad Absoluta” mueren antes de terminar la escuela. Si se conociera la vida de los ciudadanos en la AN, la de los electores pues, es posible que la Reforma Penal de la LOPNNA no hubiera sido aprobada en todos sus artículos.
Hasta la próxima carta. Fraternalmente;
Luisa Pernalete