Pudimos haber titulado “Otra aula vacía”, pues se trata de menores de 18 años, niños y adolescentes, asesinados en Ciudad Guayana en lo que va del año. El último, asesinado el 2 de noviembre, Samuel Enrique Urbina -habitante de Vista al Sol en San Félix- estudiaba 5 año de bachillerato. ¿Por qué lo mataron? No se sabe, parece que los tiros eran para otro -según su madre- pero ¿era que estaba en el lugar equivocado? ¿Hay esquinas correctas y esquinas incorrectas? ¿Es una lotería? ¿De dónde salen tantas balas y tantas armas?
Germán Dam (Correo del Caroní), lleva la macabra cuenta de menores de edad víctimas en la ciudad ¡33! El equivalente a un aula de clases, ¿no es como para declarar “alarma roja” y sacudir a la sociedad? ¿Será que nos estamos acostumbrando? ¿Será porque la mayoría de las víctimas son pobres que parece importar poco? Por Ciudad Guayana no pasan huracanes, pero tenemos al año más muertes que los que Sandy ha ocasionado en Estados Unidos, pues sólo estoy hablando de niños y adolescentes.
Además del número y del dolor que genera en una madre perder a su hijo en edades que son para estudiar, jugar pelota y visitar novias, preocupa la falta de fe en la justicia. La impunidad pues. Los familiares de Samuel Enrique, comentaron que fueron a declarar a la Cicpc solo como una formalidad, pues no creen que el caso se vaya a resolver, y si encuentran al culpable, después lo sueltan. Según la crónica de Dam (Correo del Caroní 4/11/12) ya les pasó un caso con un familiar en Maturín. ¡Otro caso más para la justicia divina! La impunidad genera siempre más violación de los derechos, además de modelar conductas en niños y adolescentes. Saber que por el barrio caminan con libertad culpables de delitos, supone un mensaje muy negativo: matar no es tan grave -porque no se castiga-, se puede delinquir y no pasa nada. Además, puede hacer pensar a unos que la única justicia es la que se hace por su propia mano.
Mientras caen mes a mes niños y adolescentes, las armas siguen circulando, las resoluciones de la Comisión Presidencial para el Desarme le hacen poco caso -en la terminal de Puerto Ordaz solo tres líneas tienen detectores de metales-, se invierte poco en prevención, siguen faltando liceos es zonas populares y las madres con adolescentes en riesgo consiguen poca o ninguna ayuda para que sus hijos no vayan a terminar como víctimas o… como victimarios.
Frente al cuadro anterior, corresponde a la sociedad en general, activarse a favor de la vida con más contundencia. No dejar pasar las muertes de los menores de 18 años, es algo de lo que debemos hacer, ponerse en el lugar de esas madres -como pide esa campaña de fotos impulsada en Caracas-, tomarnos en serio lo de la defensa de la vida, lograr que para los medios y sus lectores, las aulas vacías sean más importantes que la fuga o encarcelamiento de Rosita. (Correo del Caroní, 05.11.12)