El cierre de vía -llamado también corte de ruta- es una protesta que bloquea la circulación vehicular terrestre, fluvial o marítima en vías regulares de circulación. En la base de datos Bravo Pueblo, que construimos en Cendes en los noventa, identificamos estos cierres desde 1958.
Por ejemplo, ese marzo unas doscientas personas de la carretera de El Junquito se atravesaron en la esquina de Bolero y trancaron el tránsito por donde pasaba el carro del presidente W. Larrazábal para reclamarle vivienda. El Presidente se apeó, conversó con ellos y otorgó permiso para que se acomodaran cerca de esa carretera hasta encontrar otra solución. Así, el bloqueo obtuvo permiso para invadir un terreno.
También conocido por barricada, se la considera pacífica, porque no causa per se deterioros o destrucción a propiedad pública o privada y/o daños a la integridad física de personas.
Pero sí incomoda mucho y produce tensión a terceros y/o a la autoridad. Por eso suele considerarse confrontacional, una protesta intermedia entre lo convencional y lo violento, una protesta borderline. Es de mucha efectividad política.
Los cierres de vía fueron frecuentes desde los ochenta, cuando la crisis socioeconómica y de los partidos lanzó la gente a las calles para quejarse.
Los actores que lo usan son muy diversos, pero principalmente son estudiantes, indígenas, vecinos, desempleados, sin otros espacios para presionar a las autoridades. Sus motivaciones también son innumerables, muy ligadas a reclamos por servicios: infraestructura vial, educativa, agua, seguridad.
El poder ha sido particularmente intolerante al cierre de vías. En el segundo gobierno de CAP, parecido a lo que sucede ahora, se le criminalizó y reprimió sin escucharlo. Como resultado, devino muchas veces en violencia. Maduro ha criminalizado todos los cierres y los ha reprimido a niveles inauditos, asociándolos a las guarimbas de 2003-2004 y a una conspiración diabólica internacional.
Al hacerlo ha terminado por fortalecer a actores violentos, incluso delincuenciales, dando base a una motivación crecientemente insurreccional. Pero el cierre de vías en sí misma es una protesta pacífica y legítima cuando la ciudadanía la ejerce sin violencia para reclamar sus derechos.
@mlopezmaya
Excelente uso de la base de datos, profesora. Esto luce importante: «porque no causa per se deterioros o destrucción a propiedad pública o privada y/o daños a la integridad física de personas.» Al causar dan~os materiales y/o humanos, pierde legitimidad? Y al tener como meta no reclamos puntuales que pueden negociarse pero algo mas estructural/politico que rechaza el dialogo, cambia su dinamica?