Una de las polìticas positivas que se vienen desarrollando en el paìs es la orientada a lograr el desarme de la poblaciòn. Menos armas ,màs vida es uno de los lemas de la campaña por el desarme. Se establece que la misiòn es reducir la presencia de armas en manos de civiles. Sin duda los altos ìndices de violencia existentes tienen una relaciòn directa con la cantidad de armas legales e ilegales en circulaciòn. Parte de la polìtica es los llamados constantes a la paz, la soluciòn pacìfica de los conflictos y desestimular el uso y el interès por las armas .
Sin embargo, en paralelo hay un discurso y una política totalmente contraria. Un discurso beligerante e intolerante. Un lenguaje cargado de expresiones de guerra y se promueve la organización de civiles para que se adiestren en el uso de las armas.
Es en este marco donde cuadra perfectamente el recién anuncio del Presidente Nicolàs Maduro de crear las milicias obreras. ¿Se quiere o no se quiere el desarme.? Esos mensajes incoherentes desde el gobierno no contribuyen para nada a reducir la violencia en el país Y después que vendrán ¿las milicias estudiantiles? ¿y los consejos comunales transformados en milicias?
Lo incoherente de la política y los mensajes que se trasmiten se produce también con el llamado movimiento por la paz. Mientras se realizan actos públicos con amplia difusión por los medios oficiales ,se usa un lenguaje agresivo, nada compatible con un mensaje de paz. A su vez se realiza una progresiva militarización de la sociedad y las instituciones del Estado. En Caracas en tanta la presencia militar que pareciéramos estuviésemos en un “ estado de sitio.”
Completa el cuadro la medida inconstitucional de sacar a los componentes de la Fuerza Armada a realizar labores de seguridad ciudadana. Como bien lo afirmó recientemente la Sala Constitucional del Salvador, en una sentencia ejemplar, el uso de militares en labores de seguridad ciudadana es un retroceso para la democracia y es de alto riesgo porque su misión filosofía y entrenamiento es para destruir enemigos.
Pero más allá de la incoherencia en la política de desarme y los llamados a la paz, nos preocupa en el caso de las milicias obreras que estas puedan usarse como fuerzas de esquiroles para enfrentar las justas protestas de los y las trabajadoras en el país principalmente en las industrias básicas. En vida el ex-presidente Chàvez lo había expresado sin rodeos. Las milicias deben evitar el saboteo de la producción afirmó en más de una oportunidad. Y tememos que esta filosofía es la que está detrás de las llamadas milicias.
Entrenar y armar obreros para enfrentar obreros. Pueblo contra pueblo. Solo que los que ataquen a los obreros en lucha exigiendo sus derechos muy posiblemente les llamen revolucionarios y patriotas. Los otros, los que exigen sus derechos serán los apatridas. Vamos por mal camino. Lo construido con las manos en materia de desarme, se está destruyendo con los pies. Y perdemos todas y todos en el país.