Marino AlvaradoCon la consigna “Salvemos al Inces” en Sindicato de Trabajadores y Trabajadores del  Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista viene desarrollando una intensa campaña para llamar la atención sobre el progresivo deterioro de lo que en alguna oportunidad se llamo la universidad del pueblo.

Es muy interesante que una organización sindical además de luchar por las reivindicaciones socioeconómicas se preocupe por el destino de la institución. Una situación similar vivieron los trabajadores de la empresa estatal Carbonorca en Guayana quienes han paralizado la empresa exigiendo se le garantice materia prima.

El Inces fue fundado el 22 de agosto de 1959 por iniciativa del Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, con el fin de promover la formación profesional de los trabajadores venezolanos, el desarrollo de programas dedicados a la juventud desocupada y el aprendizaje de los jóvenes aprendices. Más de 6 millones de personas se han formado en sus aulas y talleres en oficios calificados.

En mayo del año 2008 se reformó su ley, cambiando de nombre a INCES, agregándole la palabra socialista  modificando su objetivo para la ejecución de programas educativos “adaptados a las exigencias del modelo de desarrollo socioproductivo socialista bolivariano”. 

Amparado bajo esta normativa, se vienen eliminando buena parte de los cursos de formación profesional, los programas y las alternativas ocupacionales para la clase trabajadora del país, y se sustituyeron de forma abrupta por “Proyectos Integrales” para el desarrollo de las Comunas bajo la falsa premisa de no seguir formando «mano de obra barata para el capitalismo.»

Es una institución que funciona teóricamente bajo el principio del tripartismo, es decir, aportan los trabajadores el 05% de sus utilidades de fin de año, los patronos aportan 2% trimestral de su utilidad y el Estado aporta un porcentaje dependiendo de los requerimientos de la institución. Hasta el 2004 aproximadamente las decisiones también eran tripartitas a través del Consejo Nacional Administrativo donde patrones y trabajadores junto al Estado tomaban decisiones.

Actualmente, el gobierno que se autoproclama promotor del protagonismo y la participación, toma decisiones unilaterales.

La idea de apoyar el desarrollo comunal no es negativa, lo malo es que exclusivamente se dedique a ese objetivo descuidando programas esenciales. Se está formando el 10% del personal que se formaba hace cinco años. Hace cinco años se formaban aproximadamente 300.000.

Progresivamente se han ido desmantelando el Centro especializado de Mecánica Automotriz y El Centro de Formación para instructores así como el gastronómico que funcionaba en los Cortijos, que eran centros emblemáticos y ejemplares en América Latina.

Así poco a poco se desmantela un centro de capacitación que puede contribuir mucho al desarrollo del país y al mejoramiento del sector laboral. Pero que bien que el país y el Inces cuentan con trabajadores y trabajadoras dispuestos a luchar por su defensa y fortalecimiento.

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