El debate público en las últimas semanas se ha centrado fundamentalmente entorno a la situación de salud del presidente Chávez. Es lógico que por ser el Presidente de la República y por la gravedad de la enfermedad sea tema de interés nacional. Sin embargo, la ocasión es oportuna para echar una mirada a la situación de la salud pública en el país. Pues mientras el Presidente tiene el privilegio de viajar a otro país y ser atendido por excelentes profesionales y con el uso de avanzada tecnología como reiteradamente lo sostienen voceros del gobierno, distinta es la situación de millones de personas que acuden a los centros públicos de salud incluyendo quienes padecen también de cáncer. 

En nuestro informe 15 años en derechos humanos presentado el pasado 10 de diciembre afirmamos que una de las fortalezas de las políticas públicas en materia de salud en los últimos años es el desarrollo de la infraestructura del sector mediante la construcción y activación en todo el territorio nacional de módulos atención primaria (Barrio Adentro), Centros de Diagnóstico Integral (CDI), Salas de Rehabilitación Integral (SRI), Centros de Alta Tecnología (CAT). Infraestructura que ciertamente ha permitido atender a buena parte de los sectores más pobres de la población. Reivindicamos igualmente se haya fortalecido la política de garantizar la gratuidad en la prestación de los servicios de salud que proporciona el Estado.

A pesar del reiterado discurso del gobierno sobre el tema de la salud en el país, las estadísticas oficiales indican que el índice de variación del Producto Interno Bruto en materia de salud pública desde 1997 hasta el 2011 fue de tan solo 12,11%

En ese mismo informe señalamos que en los últimos años ese sistema de salud se venía deteriorando. Ya en el 2009 advertimos del deterioro de la Misión Barrio Adentro. La reacción inicial del gobierno fue desmentir y criticarnos, pero meses después el propio presidente Chávez tuvo que reconocer que estaba en crisis y ordenó su reimpulso que por cierto no se ha realizado.

A ello se suma la crítica situación de los hospitales. Aun cuando en algunos de ellos se realizó una inversión en infraestructura, los problemas estructurales persisten con déficit de camas, emergencias cerradas, déficit de personal médico, de enfermeras.

A ello debemos agregar lo que ya por dos años consecutivos ha denunciado la Contraloría General de la República como lo es la pérdida de toneladas de medicinas y el deterioro de muchos equipos por falta de mantenimiento.

Y en materia preventiva la situación no es nada alentadora. Los informes epidemiológicos del ministerio de salud así lo confirman.

A pesar del reiterado discurso del gobierno sobre el tema de la salud en el país, las estadísticas oficiales indican que el índice de variación del Producto Interno Bruto en materia de salud pública desde 1997 hasta el 2011 fue de tan solo 12,11% y que desde el 2008 hay un progresivo descenso del gasto público en salud por habitante.

La salud pública en el país está tan delicada como la salud de nuestro Presidente. El gobierno debería prestarle más atención pues de ella dependen millones de personas incluyendo como ya dijimos miles de pacientes con cáncer.

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