La deuda o nuestros hijos
Un padre de familia tiene a su hijo convulsionando y la emergencia de la clínica, único sitio donde lo puede llevar para que lo traten, cobra exactamente lo mismo que dispone para pagar la deuda del seguro del carro que se vence ya, ¿Qué hace el padre?, ¿ Qué haría usted?
Hoy en Venezuela nuestros niños, adultos mayores, la población en general no consigue los medicamentos para las enfermedades crónicas, términal o superables, mientras el gobierno paga una deuda de bonos soberanos y de Pdvsa por casí 11 mil millones de dólares, sin contar la deuda con China. ¿Qué debe hacer el gobierno?
Un gobierno serio negocia con los acreedores como un padre en una emergencia médica de su hijo, es la vida de su hijo versus una deuda, debe ser responsable, además si agregamos que la deuda tiene unas condiciones que deberían ser auditadas, la elección debe estár clara.
Que si al padre le van a quitar la casa de playa o el quiosco de revistas, es sólo una estupida amenaza inejecutable si hay diálogo y negociación transparente.
Joseph Stiglitz, premio Nobel en 2001, presidente del consejo de economistas del presidente Bill Clinton de 1995 a 1997, economista jefe y vicepresidente del Banco Mundial de 1997 a 2000, aporta serios argumentos a aquellos que abogan por la suspensión del reembolso de las deudas públicas. En un libro colectivo del 2010 por la universidad de Oxford, Stiglitz asume que Rusia en 1998 y Argentina durante los años 2000 ofrecieron prueba de que una suspensión unilateral del pago de la deuda puede ser favorable para los países que tomaran esa decisión: «Tanto la teoría como la práctica sugieren que la amenaza del cierre del grifo del crédito probablemente haya sido exagerada» (p. 48).
Cuando un país impone una reducción de la deuda a sus acreedores y reutiliza esos fondos, hacia la financiación de una política fiscal expansionista, eso produce resultados positivos: «En ese escenario, el número de empresas locales que quiebran disminuye porque los tipos de interés locales son más bajos que si el país hubiera continuado pagando su deuda , y al mismo tiempo porque la situación económica general del país mejora. Puesto que la economía se refuerza, la recaudación de impuestos aumenta, lo que mejora el margen presupuestario del Gobierno. […] Todo eso significa que la posición financiera del Gobierno se refuerza, haciendo más probable (y no menos) que los prestamistas quieran de nuevo concederle préstamos.» (p. 48).
Stiglitz agrega en la obra antes citada que: «Empíricamente, hay muy pocas pruebas que acrediten la idea de que una cesación de pagos conlleve un largo periodo de exclusión del acceso a los mercados financieros. Rusia pudo pedir prestado de nuevo en los mercados financieros dos años después de su cesación de pagos, que había sido decretada unilateralmente y sin una consulta previa a los acreedores. […] Muy al contrario, en la práctica, la amenaza de ver el grifo del crédito cerrado no es real.» (p. 49).
El golpe de Maduro por decreto
Un anticipado condicionamiento para la ejecución de un corralito financiero, limitando la posibilidad de disponer de nuestro dinero en cuentas nacionales, y la impunidad absoluta a los funcionarios de gobierno ante los actos administrativos que conduzcan a la lucha contra la llamada «guerra económica» que como ha dicho Cliver Alcalá, es responsabilidad del gobierno, producto de la aplicación de un control cambiario que sólo ha beneficiado la corrupción, es de hecho el cumplimiento de la tesis de Diosdado que anticipaba que para el 15 de mayo habría un golpe de Estado. Si a eso le sumamos los despidos masivos del gobierno a por ejemplo, los trabajadores de Abastos Bicentenerario, lo único que estoy absolutamente seguros es que esto no es socialismo, y Maduro no es ya chavista.