Esperanza Hermida

La justicia venezolana no le ampara en su derecho a la salud. El Estado no le garantiza acceso a los medicamentos que requiere con urgencia. Oliver está muy mal desde hace dias y con sólo 8 años de edad ya tiene tremenda experiencia de lucha como defensor de derechos humanos.

Estudia segundo grado en el colegio Arandu de Charallave y es sobrino de mi vecino. El rostro parcial de Oliver se ha conocido en las redes sociales por la foto que acompaña el llamado de ayuda que hace su familia. Esa imagen, donde su cara aparece con una mascarilla, fue captada hace poco más de un mes, en medio de una protesta organizada por víctimas de la falta de medicamentos.

Mientras este drama que ya es frecuente transcurre, mi vecino cuenta que Oliver ha dicho que le gustaría ser artista o bailarín, cuando sea grande. Otras veces, Oliver también se inclina por ser inventor.

En las fiestas a las que iba, bailaba al estilo de Mikel Jackson, y como no pierde su buen humor a pesar de la enfermedad que padece, Oliver exhibe con orgullo el color de su piel y manifiesta estar seguro que su contextura delgada le ayuda a semejarse a la legendaria estrella del rock.

La afección que padece Oliver es un tipo de cáncer conocido como linfoma Hodgkin y  aunque tiene una hermana que estudia psicología y que se llama Miletzi, el niño insiste en el baile y los inventos como eje de su futuro profesional. Oliver logrará estas metas?

El 1 de noviembre pasado Oliver presentó el primer síntoma de su mal, que fue una fiebre, y se pensó en una infección. Durante 15 dias el niño fue sometido a diversos estudios en distintos centros de salud, hasta que se determinó  la presencia de un tumor. Luego del resultado de la biopsia, al drama del diagnóstico le siguió el drama de un país sin medicamentos.

Al momento de escribir estas lineas, Oliver está en el hospital pediatrico «Elías Toro» de Catia, en Caracas, esperando por una caja de Epamin y una de Fenobarbital de 500 mg. La carita de Oliver es hoy el rostro de miles de pacientes venezolanos, pues se este niño se ha convertido en un símbolo de la lucha por la vida.

Ahora mismo Oliver está con su mamá en el hospital esperando que aparezcan, cual milagro, estos y los demás medicamentos que el futuro artista e inventor requiere, para salir de este trance.

Así, mientras la vida de este niño pende de un hilo, el Estado peca por acción y por omisión frente a sus deberes en materia de salud. La semana pasada un «juez» se negó a acordar una medida judicial para proteger el acceso de la población infantil a medicamentos en casos de enfermedades como la que padece Oliver.

La sentencia judicial negativa recayó en una acción que intentó Cecodap y acompaña Provea. En paralelo, la familia de Oliver, usted y yo, carecemos de acceso a esos medicamentos pues no los hay en farmacia alguna, ya que el Estado no incumple su obligación de garantizar su suministro.

Pero, si usted llegare a encontrar lo que al menos Oliver necesita por ahora, comuníquese por favor! Ayudemos a Oliver a vivir.

Estos temas, señor Defensor, señor Presidente Maduro, no se resolvieron con el 0800…

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