Por Alexander Luzardo
La construcción de 40.000 viviendas en el Fuerte Tiuna anunciado por el Presidente de la República Hugo Chávez y la propuesta del Alcalde de Chacao, Emilio Grateron, de edificar 4.800 en el aeropuerto La Carlota y otras tantas en los terrenos de Chacao, colapsaría la ciudad de Caracas e incidiría negativamente sobre la calidad de vida de sus habitantes, pues existe una saturación en la entrada de Caracas como consecuencia del intenso tráfico vehicular en esos espacios, a la cual se sumarían esos desarrollos urbanos y el conjunto de actividades que se derivan de ellos.
Existe un torneo demagógico para ofrecer viviendas a diestra y siniestra sin calcular el impacto vial, el impacto ambiental y sociocultural amén de los problemas de contaminación en lugares susceptibles de deslaves e inundaciones particularmente los que se encuentran cerca de las faldas del Ávila. A los desafueros de la política anunciada por el presidente Chávez surgen respuestas como aquella anunciada desde la alcaldía de Chacao hace varios años, reforzada por algunos dirigentes gubernamentales y de oposición de construir 11.000 viviendas en los lugares del Fuerte Tiuna y que hoy el Ejecutivo decidió cuadruplicar en esa oferta con signos electoreros pero donde también se cuelan la corrupción urbanística que ha arrasado con los cerros de Caracas en lugares como El Hatillo, Baruta, Santa Mónica y otros lugares donde se ha desatado este desarrollismo que construye sin hacer estudios geológicos, hidrológicos y geomorfológicos, con las consecuencias desastrosas para la población que luego vive los impactos de las lluvias torrenciales con las pérdidas económicas e incluso humanas.
Redencificar Caracas, sin la seguridad de los servicios de agua potable, de áreas verdes es un contrasentido, una estafa colectiva, que las comunidades deben rechazar. No se puede ser alternativa de gobierno compitiendo con propuestas que agudizan los problemas y que no están concebidas dentro de un plan de urbanismo sustentable.
En el caso de los terrenos del aeropuerto La Carlota, consideramos que esta debe mantenerse en su condición de aeropuerto de emergencia ya que Caracas es una ciudad muy vulnerable ante los desastres naturales y lamentablemente no tienen otra alternativa ante un cataclismo que genere terremotos, deslaves o cualquier otro accidente.
Una medida de esta naturaleza puede combinarse con la habilitación de un gran parque recreacional que garantice áreas verdes para disfrute de los ciudadanos. Se podría afirmar que desde el punto de vista de la ordenación territorial como principio constitucional y criterio técnico este espacio corresponde a un lugar estratégico a las situaciones de emergencia de la ciudad. Razón esta que debe prevalecer sobre cualquier otra consideración, bien sea de carácter sectorial o local; este espacio es clave para toda la Gran Caracas, que incluye parte de Miranda.
La construcción de viviendas en Fuerte Tiuna, ya resulta inconveniente dado el cúmulo de actividades militares allí concentradas peligrosas para la seguridad humana, tomando en cuenta incluso la reciente explosión en los galpones de CAVIM en Maracay. Este es un ejemplo que debe llamarnos a reflexión para no mezclar actividades de la convivencia social y familiar con la presencia de armamentos, explosivos, materiales incandescentes que ponen en peligro la vida. Es obvio que estos parques militares deben estar ubicados fuera de las ciudades, donde el peligro sea menor, de tal manera que, construir viviendas en Fuerte Tiuna es convivir con situaciones extremas y en la práctica usar a los ciudadanos como escudos humanos ante situaciones conflictivas, cuestión esta que viola todas las Convenciones Internacionales.
El uso de los terrenos ubicados en el Fuerte Tiuna pudiera ser concebido dentro de un plan urbano sustentable para crear una zona de servicios y de convergencia de un moderno sistema de trenes y transporte público, para descongestionar la ciudad y hacerla realmente ?vivible?, pues lo que se está haciendo y proponiendo es peor que el infierno. En todo caso todo lo que se haga en Caracas como en el estado Vargas y parte de Miranda, debe partir del principio constitucional y el derecho a un ambiente seguro y sano, que incluye una vivienda y un habitad seguro, para lo cual, preservar el Ávila como Parque Nacional, es fundamental.
Venezuela y particularmente Caracas, requieren de una política de población que promueva, eduque a la ciudadanía y en particular a los sectores más pobres ubicados en los barrios, con el objetivo de un autocontrol del crecimiento del núcleo familiar, ya que no es posible que en los barrios se siga proliferando 5, 6 y hasta más hijos sin poseer vivienda o espacios que ya no existen en una Venezuela urbana, que además requieren empleo, alimentación, educación, aprendizaje de la convivencia urbana y medidas sanitarias. Lamentablemente en el país no se quiere asumir la responsabilidad de una planificación democrática en los aspectos relacionados con la demografía y la discusión que existía se abandonó luego de la última Conferencia Mundial sobre Población que se efectuó en El Cairo. Tanto en los sectores de gobierno como de oposición la planificación demográfica está ausente y no puede haber política económica ni social hacia el futuro sin incluir este tema. No podemos convertir a Caracas y al sistema de ciudades del país en un barrio gigantesco donde los espacios urbanos logrados son sacrificados por la prédica de un clasismo extremo ?viventismo? insustentable. Por un lado se destruye la ciudad, pero también se promueve la liquidación de los espacios naturales protegidos.
07.02.11 Vitalis