Por Gregory Gallardo

Ya es cotidiano que, cuando sale el sol del domingo en el barrio, comienzan los rumores de los sucesos acaecidos en la madrugada y, como pólvora, comienzan a correr las noticias del tiroteo que se escuchó en la noche, síntoma de que cada vez parece haber más violencia los fines de semana  en nuestras zonas populares. Para muestra un botón:  la madrugada del domingo 24 de julio fueron emboscadas y acribilladas seis personas en el sector La Pedrera en la parroquia La Vega, en Caracas. Casos como éste se repiten una y otra vez en nuestro país.


La tasa más alta de homicidios
Según cifras suministradas por el ministro del Poder Popular para las Relaciones Interiores y Justicia, Tarek El Aissami, en la memoria y cuenta a la Asamblea Nacional el 08 de febrero de 2011, en 2010 ocurrieron 13.080 asesinatos, lo que ubica la tasa de homicidios en 48 por cada 100.000 habitantes, cuando el promedio de dicha estadística en Latinoamérica es de 30 por cada 100.000. Esto es producto de la gran cantidad de armas que hay en nuestras comunidades en manos de jóvenes; muchachas y muchachos a quienes la miseria y la carencia de valores por parte de la familia y la sociedad los llevaron al camino donde el que manda es el que tiene el arma.


Acciones para bajar cifras de muertes por armas de fuego
Es imperativo el esfuerzo que se adelanta desde el Ejecutivo Nacional a través de la Comisión Presidencial para el Control de Armas, Municiones y Desarme (COPREDE), como una de las tantas acciones que se deben tomar para lograr bajar las cifras de muertes por armas de fuego en Venezuela. Simultáneamente hay que atacar este flagelo desde varios aspectos, pues el papel de la educación y el rescate de los valores en la sociedad son fundamentales. El deporte y la música también son elementos claves para crear disciplina en los niños y niñas de nuestras comunidades, logrando una brecha que los aleje de las drogas y el alcohol; además de políticas sociales que mitiguen el hambre y la miseria en nuestras zonas marginadas por la sociedad.


Todas y todos tenemos un rol
Es claro que es mucho el trabajo por hacer, donde todas y todos tenemos un rol que cumplir en esta misión:  los padres y las madres educando a nuestros hijos e hijas, dándoles los valores y la orientación necesaria para que no caigan en el mundo de las drogas, el alcohol y la delincuencia; desde los consejos comunales y grupos organizados, los que hacemos vida en la comunidad podemos emprender iniciativas deportivas, recreativas y de formación en valores  a nuestros niños, niñas y adolescentes, que tanta falta le hacen. Vayamos pues todos y todas y  cumplamos con nuestro deber ciudadano por nuestro país.  

30.08.2011 Red de Apoyo por la justicia y la Paz. Gregory Gallardo

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