Lo que está ocurriendo con la depreciación del dólar en el mercado paralelo es síntoma de la inestabilidad económica de Venezuela.
El precio de una moneda expresa tendencias subyacentes en la economía, de manera tal que cuando se observa una tendencia tan clara en el tipo de cambio, en este caso hacia el alza, ello refleja desajustes fiscales o monetarios.
El llamado dólar permuta que en realidad es el precio de la divisa estadounidense en un mercado libre aunque con importantes imperfecciones, ha dado lugar a diversas interpretaciones que van desde algunas posiciones folklóricas de directores del BCV que llegaron a decir que ese mercado era insignificante y que lo mejor que podía hacerse era no hacerle caso porque representaba menos del 5% de las transacciones hasta a la de la mayoría de los economistas que consideramos que es un segmento no despreciable de las transacciones externas y que debe diseñarse una estrategia coherente para su estabilización.
Sin embargo, el gobierno ha hecho las cosas cada vez peor y la razón es que las autoridades monetarias perdieron hace tiempo la credibilidad frente al mercado y además perdieron también la brújula debido a que no atinan a dar con medidas que logren calmar al mercado, transmitir confianza y restituir la preferencia por los bolívares en lugar de los dólares por parte de los venezolanos.
Jorge Giordani y Nelson Merentes le jugaron con cartas falsas al presidente Chávez.
Cuando el Presidente hizo el anuncio de las medidas cambiarias el 8 de enero, que en los hechos se trató de una devaluación, a los pocos días fue a la Asamblea Nacional para exponer que el gobierno y el BCV le iban a partir el espinazo a los especuladores porque el Instituto Emisor entraría con todos los hierros al mercado cambiario con unos bonos diseñados especialmente, que al decir de Merentes «se subastarían con precio único».
Refirió el presidente Chávez que el dólar paralelo sería aplastado hasta alcanzar la tasa oficial de BsF. 4,30 por US$. Y comenzó el BCV su faena de colocación de bonos cambiarios en el mercado a razón de US$ 50 millones por subasta. Unas veces sí, otras veces no.
POR EL CONTRARIO, EL PERMUTA AUMENTÓ
Sin embargo, cuando se observa lo que ha ocurrido con el tipo de cambio paralelo después de los anuncios del 8 de enero es que la cotización en lugar de bajar ha aumentado.
Entre el 10 de enero y el 28 de abril el bolívar se ha depreciado más de 25% con relación al dólar y lo más preocupante es que la cotización paralela y la tasa oficial de BsF./US$ 4,30 empiezan a distanciarse.
Esto es importante porque mientras más se alejen esos tipos de cambio más cerca está el final de la tasa de cambio oficial más baja, la de BsF./US$ 2,60.
Con ese dólar tan barato y el paralelo tan caro es claro que habrá, como la hay, una sobredemanda por el dólar más económico.
La pregunta que todo el mundo se hace es qué va a suceder en el futuro inmediato con el dólar. La respuesta es que la tendencia es claramente alcista aunque con oscilaciones. El aumento previsible del tipo de cambio tiene varias razones.
EL ROL DEL BOLÍVAR
En primer lugar y más fundamental, es que los venezolanos, en un contexto de radicalización política donde la propiedad privada está seriamente amenazada y donde no hay política económica sino medidas aisladas, no quieren mantener activos en bolívares, sino aquellos estrictamente necesarios para sus transacciones básicas.
Ello implica que el rol del bolívar como reserva de valor en Venezuela ha desaparecido.
Muy pocos conservan sus activos en bolívares por cuanto la inflación y la propia de depreciación les están quitando su valor.
Por esa razón, desde el ama de casa hasta el inversionista más sofisticado no hacen sus cálculos económicos en términos de bolívares sino de dólares.
En segundo término, el BCV no tiene músculo financiero para intervenir con fuerza en el mercado y bajar el tipo de cambio.
Un BCV que optó por financiar el déficit fiscal emitiendo dinero no está en capacidad de defender su propia moneda, como en los hechos ha sucedido.
Por tanto, las reservas internacionales han disminuido hasta situarse en un umbral que descalifica al ente emisor para actuar con la contundencia requerida en el mercado cambiario y así bajar el tipo de cambio.
Todo esto en un contexto de transferencias de reservas en divisas a Fonden, con lo cual las reservas internacionales han menguado de forma considerable.
A ello hay que agregar que el BCV acumulaba deuda por más de US$ 5.000 millones por divisas autorizadas pero no entregadas a los importadores, con lo cual la posición de reservas del instituto emisor es todavía más crítica de lo que aparenta ser.
Así, lo que se anticipa es una depreciación sostenida del dólar paralelo con todas sus implicaciones, lamentablemente.
José Guerra
Economista