La etnia Kariña constituye uno de los doce pueblos indígenas presentes en el territorio venezolano, concentrándose en los estados Anzoátegui, Bolívar, Monagas y Sucre. En el caso del estado Anzoátegui el 7% de su población total es perteneciente a esta etnia, con una población Kariña aproximada de 16.686 personas.

Desde el año 2000 los Kariñas de las comunidades Tascabaña I y Tascabaña II notaron que del río del mismo nombre empezaron a manar torrentes de burbujas de gas metano, que con el paso del tiempo se hicieron más fuertes. Si bien los escapes gaseosos son producto de la actividad extractiva energética, no existe consenso sobre su origen. Una versión apunta que son consecuencia de la exploración de 35 pozos en la zona en la década de los cuarentas, cuya responsabilidad recaería en las concesionarias de la época: Exxon Mobil y Texaco. Otra sostiene que el principio del problema es más reciente. En 1999 presumiblemente Pdvsa perforó pozos cerca de la comunidad, los cuales posteriormente fueron sellados pero que ocasionaron el comienzo de la fuga.

No existen estudios de impacto ambiental que certifiquen la magnitud de la fuga ni sus posibles consecuencias tanto para la salud del medioambiente como para la de los habitantes de las comunidades Kariñas y otras ubicadas en las laderas del río. Hasta los momentos la única prevención que han dado los representantes de Pdvsa es que el agua debe utilizarse para únicamente lavar.

Provea realizó a mediados de junio del presente año una visita a la comunidad para certificar las denuncias. Los voceros indígenas, si bien muestran una gran preocupación por el problema, tienen miedo a denunciar. No desean que Pdvsa paralice la construcción del ambulatorio y cancha deportiva que ha adelantado en la comunidad. De esta manera los Kariñas de Tascabaña se sienten con las manos atadas. No quieren perder la inversión social por parte de Pdvsa ­el verdadero poder en la zona-, pero desean conocer la gravedad de la contaminación por gas para poder actuar sobre dichas consecuencias. A pesar del apoyo mostrado por los representantes indígenas a la Asamblea Nacional ­quienes tuvieron en el hemiciclo un derecho de palabra para exponer la situación-, no se ha tomado ninguna acción concreta para revertir las emisiones de gases. Muchas promesas, pocos hechos.

Pdvsa se encuentra en la obligación de realizar un estudio transparente de impacto ambiental para medir la profundidad y extensión de la contaminación gasífera en los territorios Kariñas. Esta investigación, cuyos resultados deben hacerse públicos, debe ser la base para cualquier política cuyo objetivo sea la reversión del problema. Además, las iniciativas consecuentes deben ser aprobadas y contar con la participación de los afectados y afectadas. Se le debe dar protagonismo efectivo a la comunidad y escuchar sus reclamos y propuestas. Los Kariñas lo exigen, una petición que debería contar con el apoyo de todas las personas solidarias con los indígenas y el medioambiente en este país.

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