Por Carlos Luis Rivero


Este escrito esta sustentado en la experiencia que se vivieron durante estos sucesos en la ciudad de Los Teques, y en la ciudad de Caracas, pretendemos aportar al conocimiento de un hecho que marcó nuestra historia actual.-

La elevación de las luchas del pueblo

Ya en el país había aumentado la protesta, semana tras semana se sumaban nuevos sectores a la lucha, esta lucha era muy primaria, las reivindicaciones más inmediatas era por lo cual se luchaba. Se acumulaba el descontento de varios años, muchos sinsabores se encontraban en muchos venezolanos, y venezolanas.

El descontento se transformaba en rechazo

Ya no se votaba como antes, donde la mayoría salía a ejercer el deber de votar “so pena” de ser sancionado, otra expresión de que la democracia se ejerce como quieren los “de arriba”: con autoridad.

Los últimos presidentes ganaban, pero la mayoría se quedaba en su casa, si votabas o no, de todas maneras las cosas no cambiarían y entonces más y más se abstenían.

Las masacres

La democracia  de los “de arriba” se preparaban para amainar las tempestades y no había mejor medicina que la represión selectiva, pero ahora no debía ser cualquier represión, cualquier desaparecido, cualquier asesinado en una manifestación; se acudió a una lección mayor, que atemorizaría a los involucrados y a los que pretendieran involucrarse: se acudió al expediente de las masacres: se realizaron las masacres de Cantaura, Yumare y El Amparo y otras menos conocidas. Había que demostrar la capacidad de las clases “de arriba”, por mantener el orden establecido.

La Segunda Victoria electoral de Carlos Andrés Pérez y su última derrota política

Dicen que ganó con el 60%, pero no quisieron contar a los que no votaron y a los que ni siquiera se inscribieron en el Registro Electoral, a esos donde el descontento y la desesperanza se localizaban “entre pecho y espalda”.

Dicen en mi tierra que una mentira dicha muchas veces se puede convertir en verdad, o dicen también que una mentira dicha con fuerza, se parece también a la verdad. Inició su período con una gran fiesta, parecía una coronación, pero aún así el pueblo no le creyó; sino que esto permitió conocer el carácter del nuevo gobierno que apenas se instalaba.

Inmediatamente el nuevo Presidente de un país que debía ser soberano se arrodilló como ha sido su costumbre desde que fue Ministro del Interior y luego en su primer período de gobierno ante el verdadero monarca, que llaman los gringos, el sólo es un pequeño monarca que le administra los intereses al imperio y firmó la Carta de Intención; prometió un aumento general de salarios, pero lo que aumentó fueron los pasajes suburbanos. Esta Carta de Intención la firmó con uno de los bufones del rey, el Fondo Monetario Internacional, la primera avanzada para escalar a la definitiva sepultura de la soberanía nacional.

El aumento del pasaje el detonante

Lunes, cinco de la mañana, hay que levantarse temprano para ir al trabajo, (dicen que el pueblo venezolano, son como nuestros indígenas, flojos, pues ni el pueblo que le corre principalmente sangre de aborígenes, de indígenas; ni los indígenas son flojos, quienes dicen eso desde la colonia son los esclavistas, que obligaban  a trabajar por nada y si no lo hacían eran flojos. Los esclavistas de ayer son los capitalistas del presente. El trabajo no es por nada, el trabajo es para satisfacernos, el trabajo es para liberarnos.) Como todos los lunes nos levantábamos temprano y llegó la sorpresa, se había producido un aumento del pasaje de las rutas suburbanas, era ya común, mientras la gasolina aumentaba 25 céntimos de bolívar, el pasaje aumentaba uno, dos o tres bolívares.

Pueblo contra pueblo

Los dueños de las camionetas de transporte, de un servicio que debería ser público pero que se privatizó en manos de pequeños propietarios, no se había conformado con el aumento aprobado por el gobierno, sino que por encima de ese aumento, habían amanecido ese lunes elevando las tarifas del pasaje muy por encima de lo aprobado en la Gaceta Oficial.

Los pequeños propietarios, dueños de una camioneta, buseta de pasajeros había “comprado” la idea que el mercado regulaba la economía y que los pasajeros o se montaban en sus camionetitas en el precio que ellos indicaban o se iban a pie hasta sus trabajos. Olvidándose que su origen como pequeños propietarios también es de pueblo y además obviando que el transporte masivo es un servicio público.

Ese pequeño propietario de la camioneta de pasajeros, se había colocado ese lunes al lado de los “de arriba”, había perdido su nexo con los demás sectores populares.

La lucha no fue del todo espontanea

A las 5 am, estaban aglomerándose los primeros pasajeros alrededor de las paradas de Los Teques, Guarenas y Valles del Tuy, todas, rutas suburbanas y allí mismo se encontraba un grupo de consecuentes militantes revolucionarios en esas paradas, entregando un volante contra el aumento del pasaje, el grupo de activistas revolucionarios se montaban en la camioneta que estaba cargando pasajeros y allí arengaban con un discurso contra el aumento del pasaje.

A la 1 pm.  Del mismo día, sucedía lo mismo en los predios del Nuevo Circo, grupo de militantes del movimiento estudiantil, de distintas tendencias se colocaron en las distintas paradas para entregar el mismo volante.

En épocas anteriores cuando el aumento se realizaba, los pasajeros oían el discurso, pagaban su pasaje con el aumento y realizaban su viaje hacia Caracas.

La rabia del pueblo superó la propuesta de los sectores revolucionarios

Apenas los revolucionarios y revolucionarias se bajaron  de la camioneta y terminaron de distribuir los volantes entre los pasajeros, estos pasajeros se bajaron de la camioneta y comenzaron a bambolearla, intentando volcarla, la actitud de pasividad se dejo atrás.

Este fue el comienzo del estallido social, sectores medios, mujeres de oficina en tacón, carniceros con su bolsa del uniforme, señores de la 3ra edad, en fin todos y todas sin distinción se sumaron a esta protesta.

Desprevenido gobierno

De repente llegó como a las 6 y 30 am el Gobernador del Estado, no venía advertido por lo que iba a pasar o estaba pasando, venía trotando por la Avenida Miquilen con un escolta  y se tropezó con la multitud que se prestaban a trancar las principales avenidas.

La presencia del Gobernador no amilanó la rabia de la gente y en tono altanero le ordenaron que dispusiera de una política que bajara los pasajes.

La elección del Comité de Usuarios del  Transporte

Angela Suarez Diputada al Consejo legislativo regional propuso una reunión de los sectores que protestaban y de los sectores que representaban al transporte, era necesario llegar a un acuerdo. De inmediato se constituyó un Comité de Usuarios y allí en medio de la calle, en una Asamblea de calle de esas que se realizan ahora de manera cotidiana, se eligió  a un Comité de usuarios del transporte suburbano y propuso una reunión con las directivas de las líneas de transporte.

La reunión en la Casa Sindical

Hasta allí llegamos quienes quedaron electos como los voceros y voceras del pueblo que protestaba en las calles, era un grupo pequeño que no pasaban de 10 usuarios del pasaje; del otro lado los transportistas, quienes no sólo  habían convocado a sus directivos, sino que habían organizado una batalla campal de ellos, que eran muchos, cientos, contra los usuarios, que no llegaban a una decena, entre ellos la diputada Angela.

Esa actitud ratificaba la posición de los transportistas de colocarse al lado de las políticas neoliberales y del gobierno sin patria, lo de ellos no era considerar si quiera la posibilidad de una salida distinta al aumento del pasaje.

De allí salimos sin ninguna salida negociada, ahora la negociación se realizaría en las calles, en cada parada, en cada lugar donde existía pueblo.

Las paradas se convirtieron en lugares de agitación

En las paradas, la espera se prolongó y la rabia también, cada parada se convirtió en una trinchera de lucha, en un lugar de acción del pueblo. En principio se lanzaron al medio de la calle y trancaron el transito y luego se fueron desplazando, Los pasajeros de una parada se unieron a los pasajeros de otra parada y entre acera y acera estaban las tiendas.

Las tiendas se convirtieron en los lugares más cercanos para descargar la ira. Inmediatamente comenzó la entrada en las tiendas, no había contendor, sólo el pueblo enardecido.

El saqueo había comenzado cuando “Colón descubrió América”, sólo que ahora a quienes sabían saqueado durante 507 años, más de 5 siglos, más de quinientos años habían decidido recuperar lo saqueado.

Ese fue el “saqueo”, iniciar la recuperación del oro y la plata que extrajeron de estas tierras y que ocupan los grandes museos europeos. Y que por demás se encuentran en las bóvedas del Tesoro de los Estados Unidos, que ni con todo el oro del mundo logran superar su enorme crisis, ni su agigantada deuda.

La participación de los sectores medios

Durante esos primeros momentos ese pueblo tenía rostro de mujer entaconada, de mujer cocinera, de mujer madre, de mujer. Habían dicho, seguro algunos “estudiosos” que se había experimentado una proletarización de los sectores medios; que equivocado estaban; muchos sectores sociales, que han obtenido un título universitario siguen siendo trabajadores, porque siguen siendo asalariados y son trabajadores. Por su condición de asalariados son proletarios, y no que se están proletarizando, es que están recuperando su conciencia de clase, después de un proceso muy lardo  de alienación.

El rey del algodón: la no identificación de objetivos políticos claros

En una de las tiendas donde el pueblo revolucionario había roto las puertas “santamarias”,[1] entramos, quienes a primeras horas del día habíamos estado en las camionetas de transporte distribuyendo volantes, sectores del pueblo se encontraban en la tienda  recuperando parcialmente lo que la habían robado. Allí planteamos, después de un discurso encendido, que el objetivo era la caída del gobierno, que nuestro objetivo era la Gobernación del Estado. Hubo como una parálisis de quienes recuperaban el saqueo de nuestras riquezas y de repente una señora, quizás analfabeta, como muchas y muchos preguntó en voz alta “y en ese sitio que usted dice  la Gobernación ¿hay pantalones?”. Eso sirvió para aniquilar el discurso revolucionario, la gente, el pueblo siguió saqueando, en la Gobernación no había pantalones y  en ese momento la conciencia del pueblo trataba de recuperar lo que nos habían saqueado en estos quinientos y tantos años. La toma del gobierno quedo pospuesta.

La primera asesinada: Yulimar Reyes. Yulimar Vive

Habían pasado las primeras horas de la revuelta popular y en uno de los pasillos de Parque Central le dispararon a una mujer, de menos de 1:50 metros de estatura, de lentes grande que le ocupaban la tercera parte de su cara, un rostro de sueño, un rostro de mañana, una estudiante de letras de la Universidad Central de Venezuela, quien apenas se incorporaba a esta larga lucha del pueblo, era la misma lucha de Guaicaipuro, la misma lucha de José Leonardo Chirinos, de Gual y España y de Bolívar, de Piar, de Sucre y de tantos otros como Zamora, como Pio Tamayo; Los Machado, Libia Gouvernier, Algimiro, Noel Rodríguez, Tito González; Yulimar Vive con nosotros mientras haya que buscar la emancipación humana.

Las autoridades del Réeeegimen se pavoneaban por las calles con la Guardia Nacional y el Ejército

Finales de la primera batalla del lunes 27 de febrero, soltaron a las hienas a la calle; por las principales avenidas se paseaban el presidente del Consejo Municipal, los y las concejales, no sólo de AD y Copei, sino que los acompañaban concejales del MAS y otros partidos; el Jefe de la Guarnición de las Fuerzas Armadas, jueces, fiscales y allegados, hacían una “inspección de los destrozos”, pero simultáneamente amedrentaban con su presencia. Con ellos nos topamos a la altura de una de las calles y vimos los ojos de nuestros enemigos de clase y nos dimos cuenta de lo aterrorizaban que estaban. Fue allí en la iris de sus ojos que comprendimos que la lucha debía continuar y a las 6 de la tarde de ese día, antes que anocheciera decidimos convocar al pueblo al día siguiente: la hora las 8 de la mañana el lugar la Plaza Guaicaipuro.

El martes 28 de febrero

Se inició la batalla por el rescate de las calles para el pueblo, bien temprano, la lucha no era para entrar a las tiendas, la lucha era por recuperar el derecho del pueblo a protestar en las calles, las calles desde muy temprano estaban tomadas por efectivos del ejercito armados. Frente al lugar donde había mayor concentración de pueblo se paró un coronel con la peinilla arrastrándola por el piso, canoso de tamaño medio, corpulento, pretendía que bajo la amenaza y no bajo el convencimiento dejáramos la calle. Su corpulencia, la peinilla, incluso la cantidad de soldados, tanquetas, y armas que estaban detrás de él respaldándolo y frente a frente no amedrentaba a ese pueblo  preguntó que queríamos y enseguida el pueblo le contestó:¡¡¡ LAS CALLES SON DEL PUEBLO NO DE LA POLICÍA!!!.

La segunda vez que se gritó la consigna el pueblo retomó las calles  y el coronel con no se cuantas estrellas se fue replegando y le retumbó en los oídos la fuerza del pueblo.

Pero la fuerza no es un problema de deseos, es una demostración palpable y ellos nos superaron con el nivel de fuego, la superioridad numérica y los equipos y nos replegamos de manera abrupta y veloz. A partir de allí aplicamos las enseñanzas del Che, cada lugar una barricada, nos reagrupamos en pequeños grupos y allí se generalizó el combate, ya no se saqueaba, sino que se combatía. La lucha el martes 28 de Febrero trascendió al día anterior en la conciencia del pueblo.

Al mediodía nos reagrupamos en uno de los barrios con más apoyo y decidimos combatir más organizadamente y nos distribuimos para generalizar este conflicto.

La suspensión de las garantías

Allí comprendimos lo que era la democracia representativa y es que tu eliges a tus representantes y a partir de allí ellos pueden disponer incluso de tu vida y eso hicieron ese martes 28 de febrero.

Luego de haber combatido a la Guardia Nacional en la entrada de uno de los barrios, nos dimos cuenta lo salvajes que se habían convertido, parecía como si se hubieran enfermado: Comenzaron a disparar al aire, pero luego dirigieron sus fusiles hacia la gente que corría, luego de una ráfaga de fal, quedaban los muertos y heridos en medio de las calles.

Después de tanto correr, nos sentamos en el inicio de una de las escaleras del barrio a descansar de la correría y una señora desde una ventana pequeñita nos pregunto: ¿Qué es la suspensión de las garantías señor?

Nos quedamos perplejos ante esa pregunta, entre cansado y angustiado y entre angustiado y lo desconocido: inmediatamente comenzamos a respirar con ruido para ganar tiempo y contestarle a la señora: la peor de todas las respuestas hubiera sido no se.

Inmediatamente vino a mi memoria  la época de Leoni, cuando asaltaron el Tren de El Encanto o cuando mataron a un capitán cerca de la Escuela de Guardias Nacionales de Ramo Verde. Suspensión de garantías significaba, allanamientos masivos, uniformes verde olivas, cascos de acero, soldados, fal, granadas, cinturones abandonados con guarniciones, toque de queda: pero también suspensión de garantías significa muerte, desaparecidos, violación de los más elementales derechos.

En ese momento, segundos después de su pregunta nos dirigimos  a la señora que nos había preguntado sobre el significado de la suspensión de las garantías y le preguntamos señora. ¿Donde dijeron eso de la suspensión de las garantías? y en eso sin desperdiciar segundo nos contestó, está hablando el Presidente Carlos Andrés Pérez y está suspendiendo las Garantías.

Eso explicaba la reacción tan violenta de la Guardia y del Ejército contra nuestro pueblo indefenso, eso nos investigar la razón del disparo certero a una niña de 9 años, una bala de fal le había quitado sus sueños, con su vestidito de flores azules y a un señor de mediana edad, que sólo transitaba por medio de la calle buscando su casa.

Ya no sólo era a los barbudos, marxistas cristianos de base, jippies, greñudos que iba dirigida la represión, sino que llegó el momento en donde el pueblo se había convertido en el enemigo.

Allí entendimos que ahora la represión no sería selectiva sino que desde este momento todo pobre, negro, indio, chiquito, alto, blanco, flaco o gordito se transformaba en un enemigo potencial del gobierno.

El pueblo tomó las calles

Fue a partir del 27 de febrero donde el pueblo tomó las calles para no dejarlas. Han pasado 22 años y el pueblo sigue en las calles. Siguió en las calles el 6 de Diciembre del año 98 para defender el voto, el 12 y 13 de abril del año 2002 que le cambia la ruta a este proceso de cambio y seguirá en la calle mientras no alcance su sueño.

Se derrumbaron varios mitos en esta fecha memorable; uno de los mitos que de derrumbó es el carácter pasivo del pueblo venezolano.

No sólo que no es pasivo sino que han existido acciones recurrentes en la historia reciente donde el pueblo ha tomado las calles, ya previamente en el año 1936 a la muerte del Dictador Juan Vicente Gómez, el pueblo actuó de la misma manera que el 27 de Febrero del año 89 y estuvo en la calle varios años hasta que fue derrotado.

El otro mito que se derrumbó es sobre la participación de los sectores medios trabajadores; que una vez que se devela la realidad asumen su papel histórico de luchas por la emancipación.

Y la otra demostración fehaciente, es que la lucha del 27 de Febrero no fue del todo espontanea y aún siendo espontanea, si al frente del pueblo se coloca la parte más consciente de él, entonces se organiza y lucha por objetivos de más largo plazo.

El 27 de Febrero y los días sucesivos se convirtieron en el primer hecho tangible de que en Venezuela se vivía una situación prerrevolucionaria, y que pasó a ser revolucionaria una vez, el pueblo llego al gobierno en 1998.

De allí el cuento es conocido y compartido, el pueblo se convirtió en gobierno y el gobierno se convirtió en socialista.

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