No es para menos que el Bicentenario de la Independencia haya sido catalogado como la Gran Fiesta de la Patria, y es que desde el pasado 1° de julio, Caracas y otras ciudades del país han dado rienda suelta a una serie de majestuosos eventos, los cual nos da la seguridad de que en la memoria de los venezolanos de hoy y las generaciones futuras permanecerán imborrables estas celebraciones.
Hay que destacar que el desfile del 5 de julio pasó de lo tradicional a ser un acto de ejemplar magnitud para una fecha como esta. Miles de ciudadanos se dieron cita en el Paseo de Los Próceres, y junto a las autoridades de países amigos y de nuestra nación, presenciaron a civiles y militares, extranjeros y nacionales, que marcharon disciplinadamente ante las tribunas.
La reinauguración de la plaza Diego Ibarra, donde resaltaba con sus luces de colores la escultura denominada La Aguja, del artista plástico Luis Alfredo Ramírez, fue para los asistentes una inolvidable experiencia exaltada por el conmovedor concierto de la Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar y del Coro Sinfónico Juvenil de Venezuela, bajo la batuta del maestro Gustavo Dudamel, quien dirigió a más de 1.500 músicos.
La toma cultural de la ciudad de Caracas, vestida de gala para la ocasión, con sus históricos edificios remozados, no deja de invocarnos la necesidad de conservar esos espacios físicos y reeditar tales actividades para, de esta manera, ofrecer a la ciudadanía opciones de recreación.
Cabe decir que el Ministerio Público se suma a estas celebraciones y, a su vez, felicita a aquellas autoridades y al pueblo que hicieron posibles los actos del Bicentenario. Pero muy especialmente debemos saludar al Presidente de la República, quien, pese a su obligado reposo médico, ha dado muestras de una gran fortaleza y una férrea voluntad y, en consecuencia, ha vencido todos los obstáculos para hacerse presente en la Venezuela que tanto amamos.MP;08.07.2011