Determinación de ser libres y soberanos
Desde hace 200 años el pueblo venezolano tiene la determinación de ser libre y soberano. En los albores de la Patria una generación de hombres y mujeres extraordinarios(as), liderados por Bolívar y una pléyade de próceres libertarios, optaron por construir la soberanía nacional a costa de los más grandes sacrificios en los que, incluso, perder la vida no era nada excepcional; en esa gesta por la independencia y de ruptura del dominio español cerca de dos tercios de la población venezolana de aquel entonces fue exterminada o emigrada de suelo patrio… pero se alcanzó la libertad y la independencia nacional.
Fuimos libres como país aún cuando se conservaban los grilletes de la explotación y los mecanismos de la expoliación social. Esta situación nos llevó a perder en los caminos de la historia y de la geopolítica mundial la condición de nación soberana y, más aún, la aspiración de sociedad capaz de satisfacer las necesidades populares; la ausencia de una clase dirigente, posterior a la independentista, capaz de encaminar al país por un derrotero de avance social y de dignidad nacional, nos condujo durante largas décadas al triste y lamentable retorno de país semicolonial sometido a los designios del imperialismo estadounidense.
Alternativa socialista
En estos momentos de reimpulso bolivariano, liderado por el comandante Chávez, vuelve otra vez el fuelle combativo y libertario del pueblo venezolano dispuesto, ahora si, a concretar la obra de la regeneración de la Patria, reivindicadora de las preteridas aspiraciones sociales de las amplias mayorías nacionales e impulsora de la propuesta de la integración nuestro-americana como condición fundamental para alcanzar un estadio de desarrollo humano, socialista y ecológico que nos permita vivir en paz y armonía con la naturaleza, con la Pacha Mama, y en equilibrio con todos los pueblos del mundo.
Cada día se hace más claro que estos objetivos solo serán posibles en la medida que avizoremos al socialismo, en sus variadas acepciones, como la alternativa efectiva para el avance integral de la sociedad humana y como contraposición al sistema de vida capitalista, consumista y depredador que por su propia naturaleza se ha constituido en la mas grande amenaza para la existencia del planeta tierra.
Asedio comunicacional imperial
Materializar esta inmensa tarea, concretar la obra regeneradora nos obliga a prepararnos política, económica, tecnológica y culturalmente y, por supuesto, militar y comunicacionalmente, pues es objetivamente demostrable que quienes se oponen al avance de los pueblos, a la soberanía de las naciones, es decir, el imperialismo y sus acólitos no descansan en su afán de atacar y orodar los esfuerzos independentistas de los países explotados.
En nuestro caso el proceso revolucionario venezolano, ha estado sometido al más implacable de los asedios por parte del imperialismo y sus lacayos locales y el lider del proyecto bolivariano, el comandante Chávez, ha sido objeto del más abyecto ataque comunicacional.
Nuestro país, en estos 11 años de gobierno bolivariano ha padecido un asecho constante en todos los ámbitos de la vida; hemos estado bajo el influjo de una guerra declarada no oficializada en la que el imperio estadounidense hace uso de todos sus recursos a fin de doblegar el ímpetu revolucionario de nuestro pueblo.
Pero, en esta etapa de la confrontación nación venezolana – imperio, es en la esfera comunicacional donde se ha puesto el acento; todo el aparataje mediático – comunicacional imperial ha sido volcado al ataque en contra del país. Sus agencias trasnacionales de la noticia y la información, sus medios impresos audiovisuales y digitales, su poderosa industria cultural y del entretenimiento, en fin, todos sus aprestos ideológicos – comunicacionales apuntalados en las empresas privadas mediáticas locales han sido orientadas al bombardeo sistemático de la mente de cada uno de los venezolanos y a la psiquis colectiva nacional.
Como pueblo estamos bajo el fuego cruzado de la cohetería mediática imperial. Es un bombardeo que no cesa ni un instante, es una guerra no convencional que, amparada en las sacrosantas libertad de empresa y libertad de expresión, reproduce constantemente los valores inherentes al sistema capitalista y proyecta los más negativos mensajes sobre la gestión del gobierno bolivariano.
Ciertamente, el Estado, el gobierno y el pueblo bolivariano hemos respondido y estamos respondiendo a esta guerra ideológica – comunicacional, y los resultados inmediatos no dejan de ser positivos y halagadores; los adversarios han sido derrotados en varias confrontaciones político – electorales y la mayoría de nuestro pueblo continúa siendo receptivo al mensaje liberador; contar con ese insigne comunicador como lo es el comandante Chávez es, sin duda, un aval y un recurso de mucha significación.
Construcción de la hegemonía cultural
Pero, evidentemente, que el trabajo emprendido hasta ahora no basta, la construcción de la hegemonía cultural todavía esta a medio camino y la incidencia política – ideológica de los enemigos de la revolución al cabo de 11 años de gobierno bolivariano continúa gravitando sobre una porción significativa de la sociedad venezolana, alrededor del 40%, que incluye sectores populares.
Por ello, la iniciativa de vincular milicia bolivariana, es decir, pueblo en armas sin menoscabo de la identidad popular de la mayoría de los integrantes profesionales de los otros componentes de la Fuerza Armada Bolivariana, y comunicadores populares, alternativos y comunitarios, señala una orientación altamente positiva y de un gran sentido estratégico.
Guerra popular comunicacional
La experiencia histórica de las luchas de los pueblos que han combatido, resistido y derrotado a los imperialismos de antes y de ahora (guerras antinapoleónicas en España, las guerras independentistas de América del Sur, los partisanos italianos, las luchas antinazistas yugoeslavas, las luchas de liberación de China, Argelia, Cuba Vietnam, Irak, Afganistán, etc.) nos indica que la estrategia a desarrollar, adaptada a las condiciones particulares de cada país, es la guerra popular, la guerra del todo el pueblo.
Pues bien, también, en la esfera comunicacional, para enfrentar la guerra mediática, comunicacional e imperialista que le han impuesto a nuestro pueblo hay que hacer acopio de la guerra popular comunicacional; más que la acción de guerrilleros comunicacionales lo que esta planteado es integrar al pueblo bolivariano al quehacer comunicacional; a multiplicar por decenas de miles las expresiones comunicacionales del pueblo (desde las más sofisticadas tecnológicamente hasta las más artesanales); que los medios alternativos y comunitarios pululen en todos los insterticios de la sociedad; que se asuma que la comunicación más que la acción de compatriotas estrellas es la práctica de un pueblo que se erige como sujeto de la comunicación o, mejor dicho, como sujeto político también en la esfera comunicacional. Así a pesar del bombardeo mediático imperial no entraría ni “coquito” en la mente de los venezolanos.
La conjunción de los esfuerzos y de los recursos de las milicias y de los comunicadores populares, presentes ambos actores en todo el país, la disciplina de unas y los conocimientos específicos de otros, el compromiso y la disposición de ambos es la mejor simbiosis para dar la batalla de la ideas en defensa del proyecto revolucionario bolivariano.
Desde nuestro enfoque la alianza – milicias bolivarianas y medios alternativos y comunitarios o comunicadores populares – que se esta enhebrando es la génesis de la guerra popular comunicacional o, expresado de otra manera, es la respuesta acertada a la guerra mediática imperialista.
Miguel Ugas
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Aporrea, http://www.aporrea.org/ddhh/a101781.html