La crisis alimentaria mundial es un proceso por el cual se generan inequidades y exclusiones en el acceso de las personas a los alimentos. Hoy en día, la producción global de alimentos es suficiente para que todas las personas del planeta puedan alimentarse adecuadamente; no obstante, según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), este año, por primera vez en la historia de la humanidad, 1.020 millones de personas padecen subnutrición. El problema entonces, es que no todas las personas tienen acceso a los alimentos que se producen.
Además, la lógica del mercado y de la acumulación capitalista ha mercantilizado los alimentos, convirtiéndolos en una más de las mercancías que se cotizan en las transacciones internacionales. El mercado mundial de alimentos tiene las características propias de cualquier otro, y está controlado por pocas empresas transnacionales.
Los alimentos se han convertido en un bien con el cual se puede especular. A mediados de 2007 y hasta 2008, según cifras de la FAO, se registró una marcada tendencia al alza en los precios internacionales de los alimentos, la mayor en los últimos 30 años. Si bien a partir de 2009 los precios comenzaron a descender, éstos siguen siendo comparativamente altos en relación con décadas anteriores.
Se estima que la crisis económica mundial seguirá generando incidencias en cuanto a presiones inflacionarias y desempleo, lo que confluirá en un deterioro generalizado de la calidad de vida de las personas.
Desde el punto de vista del derecho a la alimentación, la situación descrita se traduce en que, debido a una serie de procesos y prácticas que se han venido dando en el mercado mundial de alimentos en los últimos años, cada vez es más difícil asegurar el derecho de todas las personas a alimentarse; bien sea porque la distribución de alimentos disponibles no es equitativa, o bien porque cada vez es más costoso.
El reto, entonces, es poder generar mecanismos de producción y de distribución de alimentos que trasciendan la lógica del mercado, sustentados en la premisa de que el derecho humano a una alimentación adecuada debe ser realidad para todos y todas.
Gabriela Ramírez, Defensora del Pueblo
(Ultimas Noticias, 06.11.09)