La ineficiencia del Gobierno es desbordante. El propio presidente Chávez en varias oportunidades ha reconocido que dicho problema es un aspecto negativo de la gestión de gobierno. En el área de vivienda es quizás donde más sobresale. Así se confirma tras once años de fracaso en las políticas públicas aplicadas al sector. En ninguno de esos años se cumplieron las metas establecidas. Como consecuencia, el déficit habitacional se incrementó progresivamente.
Según el Ministerio del Poder Popular de Vivienda y Hábitat para 2007 había un déficit de 2.800.000. Lo cual implica que aproximadamente 13 millones de personas no están disfrutando del derecho a una vivienda adecuada.
Durante el 2008, entre viviendas nuevas y rehabilitación de viviendas, el Gobierno alcanzó la ínfima cantidad de 20.852 que significa la cuarta menor de la década. En diez años sólo ha garantizado 300.939 soluciones habitacionales. Esa cantidad contrasta con la cifra de casas construidas en gestiones gubernamentales anteriores. Por ejemplo, durante el segundo gobierno de Rafael Caldera (1994-1998) se construyeron en cinco años 341.666 viviendas.
Los gobiernos de Luis Herrera y Lusinchi, construyeron en diez años la cantidad de 759.632, es decir el doble de lo construido por el actual gobierno.
Es en materia de vivienda donde se han creado enormes expectativas en cuanto a la posibilidad de que los sectores más necesitados puedan mejorar su calidad de vida. Su actitud es realmente inconsecuente e irresponsable.
Las pocas obras que se culminan tienen un amplio despliegue propagandístico que dan la impresión de que se estuviese realizando mucho, cuando no es cierto. Además, como bien lo señaló el contralor general de la República, Clodosvaldo Russián en su Informe anual «El Estado en materia de vivienda no ha logrado la concreción de una gestión unificada en la planificación, coordinada en la ejecución, eficaz en los resultados y controlada en las adjudicaciones a los beneficiarios».
Algunas políticas adecuadas, tales como la titularidad de la tierra urbana orientada a los más pobres que igualmente generó mucho entusiasmo en las barriadas del país, fue prácticamente abandonada. Sin embargo, hay dos medidas muy positivas que se vienen ejecutando desde hace varios años: la primera es la baja de intereses en los créditos de política habitacional y la segunda, suprimir los créditos indexados, gracias a una sentencia del TSJ. Es urgente que el alto Gobierno adelante lo que se ha denominado el proceso de Revisión, Rectificación y Reimpulso, porque la crisis del sector día a día se agudiza.
Marino Alvarado
Coordinador General