Desde que inició el trabajo la Comisión Presidencial para el Control de Armas, Municiones y Desarme en 2011, quienes decidimos aceptar la invitación a formar parte de ella manifestamos una serie de principios y criterios que quedaron reflejados en nuestra «Declaración de Principios». Asumimos el compromiso de producir los insumos necesarios, basados en evidencia científica, para dar base a una política de control de armas y municiones de largo aliento, que oriente la acción del Estado y la sociedad en el tiempo y permita generar los resultados esperados por la colectividad venezolana. También nos comprometimos a participar activamente y acompañar de manera sistemática y articulada el proceso que adelanta la Asamblea Nacional con el objeto de elaborar un marco legal que regule este tema. Nuestra participación se entiende está basada en la consulta más amplia con la sociedad, poniendo por delante el interés común del colectivo. Así lo estamos haciendo.
Estos principios no son meramente declarativos. Son orientación vital de nuestra labor y lo seguirán siendo en un año tan complejo como este que transcurre, marcado por el recrudecimiento de la polarización, los planteamientos demagógicos y la manipulación de temas sensibles de la agenda nacional.
Algunos actores (políticos o no) tocados por el ansia de vedetismo mediático que les da la calificación autoproclamada de ser «expertos», se han dado a la tarea de pontificar sobre el tema del desarme desde la base de la especulación más irresponsable, dando datos sin sustento y aseverando que «ya todo lo que había que investigar sobre el tema está investigado» y hay que «acelerar» los procesos y «sacar la ley ya» como si se tratara de un pan que sale del horno y no de un instrumento jurídico que debe marcar la pauta en el control efectivo de armas de este país al menos por las próximas décadas, contribuyendo a reducir una de las variables de la violencia.
Desde la Comisión Presidencial ratificamos que el primer elemento necesario para construir políticas certeras es el basamento científico y en el caso del tema de las armas el mismo era prácticamente inexistente en Venezuela hasta que comenzamos nuestras investigaciones (que siguen su curso en la complejidad de un tema como este, tocado por múltiples aristas e intereses en pugna). Nos preguntamos dónde estarán los aportes científicos que estos supuestos expertos dicen tener porque brillan por su ausencia y evidencian la irresponsabilidad, la verborragia que los consume y sobre todo su desinterés por los problemas trascendentes del país.
Quienes quieren una ley para «salir del paso» con ese tema favoreciendo una vez más a los perros de la guerra, los que la quieren para sacudirse a sus electores o peor aún para usarla como un arma en la pugna electoral, sepan que con nosotros no cuentan. Le daremos al país un instrumento jurídico de calidad, hecho pensando en el bien del pueblo que sufre la violencia y no en los intereses espurios de quienes mercadean y lucran a costa de vidas humanas con el comercio de armas.
El universal 16.04.2012