Mientras sectores importantes del país enfocaban su preocupación e interés en el proceso electoral para escoger el candidato opositor a las elecciones de octubre, una enorme cantidad de petróleo avanzaba por campos y ríos en estado Monagas causando un grave daño al ambiente y perjuicios a pobladores de la zona. El culpable: el gobierno a través de su empresa Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima.

Desde hace varios años venimos denunciando que los esfuerzos que realiza la empresa del Estado para disminuir el impacto ambiental negativo en proceso de extracción y procesamiento de hidrocarburos son insuficientes. En consecuencia, es permanente  el daño que causa al ecosistema del país principalmente sus recursos hídricos. El Lago de Maracaibo es el más claro ejemplo de daño al ambiente producido por la empresa.

Pero además varias costas del país se han visto afectadas por la contaminación obligando en algunas oportunidades a su cierre para uso del público por largos períodos afectando así la economía de quienes viven del turismo y el derecho a la recreación de poblaciones cercanas.

Informaciones suministradas por trabajadores y trabajadoras petroleras indican que se vienen presentando fallas en las labores de mantenimiento de la infraestructura de producción y distribución que ha generado accidentes laborales y pudiese conllevar a que se repitan situaciones lamentables como las que tiene que soportar hoy  la población de Monagas.

Pero hay un asunto más de fondo e integral que debe discutirse con seriedad en el país. Y es cómo garantizamos un desarrollo económico y social que sin descartar la explotación y comercialización de hidrocarburos, podamos hacer viable la sustentabilidad ecológica. Cómo se logra la reducción al máximo de los impactos negativos al ambiente del proceso de explotación y uso de los hidrocarburos y cómo se obtienen fuentes de energía más sustentables. El gobierno viene anunciando una intensificación de la producción petrolera que cada vez más se extiende por el territorio nacional. Se realizan además convenios internacionales con países ampliamente denunciados por su desprecio a los asuntos ambientales y que son responsables de un gran daño ecológico en sus respectivos países.

Si no se adoptan medidas eficaces y si la economía sigue dependiendo casi exclusivamente de la riqueza que produce nuestra industria petrolera, el futuro ambiental del país está en riesgo. Ya las generaciones presentes sufrimos las consecuencias y el panorama para las futuras generaciones es preocupante.

Es una discusión integral que debe incluir entre otros aspectos lo referente a: cómo alcanzar disponibilidad de energía sin afectar la calidad vida y los daños al ecosistema; cómo disminuir el consumo de tipos de energía de riesgo al ambiente y promover y consolidar otras formas; de qué manera  avanzamos hacia una eficiencia energética.

En fin es un debate que tenemos que emprender en el país y que compromete a la sociedad civil, al sector privado y a las instituciones del Estado.

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