Policía Nacional se inaugura mal en su labor de control del orden público.
La represión desatada por integrantes de la Policía Nacional y civiles de la seguridad interna del metro constituye una expresión más de la criminalización de la protestas en el país. Una protesta absolutamente pacífica culmina con personas golpeadas y detenidas.
Las fotografías diversas que circularon, videos transmitidos por el canal del Estado Venezolana de Televisión muestran la agresividad con la que actuaron funcionarios de la Policía Nacional. Luego se conoció que algunos ya detenidos fueron golpeados. Esta manera de inaugurarse la Policía Nacional en labores de control del orden público debe llamar a la reflexión. Se supone que la nueva policía se está formando para que actúe de manera diferente a los cuerpos tradicionales caracterizados por el atropello y abuso constante a los ciudadanos.
Si esta va a continuar siendo la actitud de la Policía Nacional frente a la protesta pacífica, se pueden vaticinar que persistirá la falta de aplicación de una política democrática de control del orden público en el país. Los directivos de la Policía Nacional deben evaluar y reflexionar. Con actitudes represivas como las demostradas para responder a una protesta pacífica, no se ganarán la confianza del pueblo venezolano y perderemos todos y todas. El país requiere una policía distinta, por eso hay que adoptar correctivos en el camino para que los pasos andados no se extravíen.
Finalmente, más que reprimir e intimidar a los usuarios los esfuerzos del gobierno deben orientarse a lograr en el corto y mediano plazo mejoras en el servicio del metro de Caracas. Eso si es gobernar pensando en la gente y sus reales necesidades.
Marino Alvarado Betancourt