El pasado 07 de febrero Provea, junto a la organización zuliana Homoetnatura, estuvo en un estrado judicial defendiéndose por haber defendido a otros. Para Provea, es la primera vez que ocurre en sus 25 años de historia. En dos décadad y media Provea y sus abogados y abogadas han participado en numerosas audiencias judiciales abogando por los derechos de víctimas de violaciones a los derechos humanos. Pero el pasado 07 fue distinto. Acudimos a un tribunal para responder a una demanda de la Fiscalía. Nuestra supuesta falta: apoyar la lucha del pueblo indígena yukpa.
Como se recordará en el mes de julio de 2010 los indígenas se concentraron a las afueras del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para exigir a la Sala Constitucional se pronunciara ante una acción de amparo que se había interpuesto, solicitando se aplicara la jurisdicción indígena en un caso penal donde estaban involucrados dos integrantes de la comunidad. Sin abandonar, además, su reclamo de una demarcación adecuada de tierras. Provea, como es habitual, se hizo presente y se solidarizó con las peticiones de los yukpas. El Estado, respondió enjuiciándola por una supuesta violación de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (Lopna) –debido a la presencia de niños y niñas en la vigilia-, “financiar la movilización” y “convocar a la concentración a través de su página web”.
Desde su fundación Provea viene acompañando a mujeres y hombres a quienes se le ha violado sus derechos humanos o se han encontrado en riesgo de violación. Sindicalistas, indígenas, estudiantes universitarios y de educación media, jubilados y jubiladas, educadores, campesinos, integrantes del poder judicial, niños, niñas y adolescentes, miembros de la fuerza armada tanto soldados como oficiales, policías de organismos municipales, estadales y de competencia nacional, juezas y jueces, refugiados y exiliados, colectivos e individualidades afectados en su derecho a la vivienda y en su derecho a la salud, mujeres y hombres pertenecientes a consejos comunales, entre otros.
Toda nuestra acción se emprende con el propósito de beneficiar a las víctimas o potenciales víctimas, auspiciando su protagonismo y la concientización de sus derechos a partir de sus propias experiencias de defensa y exigibilidad. El espíritu de Provea es que las víctimas sean protagonistas, teniendo a nuestra organización al lado de su caminar y no al frente de su propio proceso.
Esa labor la venimos realizando sin ningún tipo de discriminación, sin importar si apoyan o adversan al gobierno, su orientación sexual, su condición socioeconómica, sus creencias religiosas. Nuestro valor supremo, por ello, es la dignidad humana. Las puertas de Provea han estado abiertas a miles de personas que en un momento determinado sintieron la necesidad de buscar el apoyo de una organización que las orientara y de ser posible las ayudara a reclamar justicia, a defender derechos o simplemente que favoreciera la comunicación con entes y órganos del Estado obligados a dar respuesta.
No actuamos para ganar simpatías de nadie y mucho menos de quienes tienen altos cargos en la estructura del Estado. Trabajamos en base a los principios de derechos humanos de no discriminación, de buscar la realización de los derechos con criterio universal, reivindicamos la integralidad porque consideramos que la satisfacción de todos los derechos es fundamental para que hombres y mujeres puedan vivir con dignidad. Afirmamos la opción por los más excluidos. Creemos en el diálogo y la resolución pacífica de los conflictos. Con esos principios y filosofía hemos actuado.
Por nuestra firmeza al lado de las víctimas y la labor de promover y defender los derechos humanos hemos sido hostigados, amenazados, descalificados por todos los gobiernos. Pese a ello, nuestra actividad ha continuado. Ahora que enfrentamos un juicio no lograrán intimidarnos. No nos callarán. Nuestro compromiso ha sido, es y será al lado de las víctimas. En esta oportunidad con los pueblos indígenas.
Muchos de los integrantes de Provea se han formado al calor de las luchas sociales, en organizaciones de izquierda. Dos de sus tres fundadores son exiliados que hicieron de Venezuela su nuevo hogar tras huir de dictaduras militares en el cono sur. Algunos han sufrido cárcel y torturas por defender un proyecto político que aspiraba mejorar la dignidad humana. Ahora, la lucha por defender los derechos humanos les ha dado una perspectiva diferente, un piso inclusivo donde comenzar la construcción de un mundo mejor para todas y todos. Algunas de las personas que hoy nos atacan o nos ignoran, en roles de gobierno, ayer fueron beneficiarias de nuestro trabajo. El día de mañana, si sufrieran de nuevo acoso y persecución, nuestras puertas continuarán abiertas para el apoyo. Las ONG´s de derechos humanos siempre seremos el contrapoder a la acción y omisión estatal que vulnere derechos humanos.
(*) Coordinador del Programa de Investigación de Provea
www.derechos.org.ve
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@fanzinero