En 1998 el Teniente Coronel Hugo Chávez gana la presidencia de Venezuela tras protagonizar un golpe de Estado en 1992. Por primera vez en el período democrático (iniciado en 1958) un miembro del ejército era elegido como primer mandatario de Venezuela. Una de las consecuencias fue el inicio de una nueva etapa de progresiva militarización del país, la cual se inicia con una reforma constitucional, realizada en 1999, que otorgó el derecho al voto a los integrantes de las Fuerzas Armadas, además de otros derechos políticos, como ser electos a cargos públicos de elección popular. Hoy los militares ocupan diferentes cargos como ministros, gobernaciones y alcaldías. A pesar que existe una coalición de partidos políticos que apoyan al presidente Chávez, el Gran Polo Patriótico, múltiples evidencias demuestran que, en los hechos, las Fuerzas Armadas son la organización política de confianza de Hugo Chávez para ejercer el poder.
El estilo de gobierno del presidente Chávez, basado en la centralización extrema del poder patriarcal en su persona y en la promoción del culto a la personalidad, ha revitalizado la cultura militarista histórica presente en la sociedad venezolana, cuyo origen se remonta a la promoción de los valores guerreros de Simón Bolívar como mito fundacional del Estado. El modelo de masculinidad presente en la actual venezolanidad es una proyección de los supuestos valores de patriotismo y valentía encarnados por Bolívar. La historia oficial es protagonizada por “héroes militares” de la independencia, mientras que las pocas mujeres recordadas fueron aquellas que protagonizaron hechos de guerra en el conflicto contra el imperio español.
El gobierno bolivariano ha estimulado formas de organización popular que han adoptado nombres y estructuras militares, tales como “Organización de Batalla Electoral”, “Frentes” y “Cuerpos de combatientes”. Funcionarios públicos y seguidores de Hugo Chávez lo llaman “comandante-presidente” y la mayoría de las consignas le muestran un tipo de fidelidad militar: “Ordene sobre este frente” y “rodilla en tierra”. Hasta el año 2011 la frase “Patria, socialismo o muerte” era de obligatorio uso tanto en el ejército como en las instituciones públicas.
En 1981 se creó la materia “Instrucción premilitar” para los dos últimos años de educación secundaria de los institutos públicos, previos a la Universidad. Sin embargo no fue hasta 1999 que dicha materia fue obligatoria tanto para la educación pública como privada. Las clases teóricas sobre origen del Estado-nación se mezclan con la práctica de marchas militares (llamadas “orden cerrado”), ejercicios de supervivencia y confrontación bélica así como la descripción del armamento utilizado en el Ejército (a veces armar y desarmar una pistola puede ser parte del curso).
El gobierno bolivariano ha creado nuevas instituciones de educación superior, como la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) y la Universidad Nacional de las Artes (Unearte), sin embargo sus reglamentos disciplinarios se parecen más a los de un cuartel que a los de una universidad. En la UBV están prohibidos los sindicatos de estudiantes, mientras que en Unearte muchos comportamientos son calificados como falta a la autoridad y sancionados con la expulsión. Asimismo, una antigua universidad exclusiva de los militares hoy forma parte del sistema universitario público: La Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada (UNEFA), cuya matrícula ha experimentado un importante crecimiento desde el año 2004, pasando de 2.500 estudiantes a 230.000 en la actualidad. Este esfuerzo de inclusión universitaria tiene como contraparte que los estudiantes reciben una educación militarizada con diferentes ritos propios de un cuartel, como cantar antes de clases el himno nacional, etc.
Diferentes organizaciones guerrilleras urbanas y rurales en el país apoyan al gobierno y tienen dentro de sus componentes a jóvenes. Organizaciones de derechos humanos han denunciado que en la frontera venezolana existe reclutamiento forzoso de adolescentes por parte de grupos colombianos como la FARC y el ELN, y el venezolano Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL). Otras organizaciones paramilitares urbanas de apoyo al gobierno han sido denunciadas por la utilización de niños y adolescentes con fines proselitistas.
La Constitución de 1999 reconoce de manera ambigua la objeción de conciencia. A falta de empleos y otras oportunidades, el servicio militar constituye una fuente de empleo y ascenso social para jóvenes provenientes de los sectores populares. Por otra parte, Según el presupuesto nacional del 2012, el Ministerio de Defensa recibió 32 veces más dinero que el Ministerio de la Juventud. La brecha más grande es con las comunidades indígenas, pues las Fuerzas Armadas recibieron 113 veces más presupuesto que lo destinado al Ministerio de Pueblos Indígenas. Por otro lado, cifras del Instituto de Investigaciones de Paz de Estocolmo (SIPRI), aseguran que Venezuela fue el país de la región que más armamento adquirió durante el 2011.
Los valores encarnados por el Ejército son antagónicos a una democracia participativa y protagónica. Por otra parte el militarismo constituye una potencial violación a diferentes derechos humanos.
(*) Coordinador del Área de Investigación de Provea
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