Cuando en la discusión pública se encuentra la inminente reforma a la Ley Orgánica del Trabajo (LOT), y la posibilidad que se restituyan la retroactividad de los pasivos laborales de los trabajadores, según el modelo que fue cambiado a mediados de los años 90, recordamos la figura de Simón Sáez Mérida, amigo de Provea y motor de la Coordinadora Nacional por la Defensa del Actual Régimen de Prestaciones Sociales, la plataforma social que en el año 1996 aglutinó un centenar de organizaciones para intentar evitar la modificación. El próximo 23 de abril se cumplirán 7 años del incidente que provocó su muerte, el cual aún se mantiene en impunidad.

 

Simón nació en 1928 en Maturín. 20 años después, en plena dictadura militar, ingresó al partido Acción Democrática (AD), ilegalizada un año antes tras el derrocamiento de Rómulo Gallegos de la presidencia. Mientras sus líderes más conocidos dirigían al partido desde el exilio, Simón organizó la resistencia armada dentro del país. Participa activamente en la Huelga del Instituto Pedagógico de Caracas el año 1948 y en la huelga de la UCV en 1950.

 

En 1954 es detenido por la Seguridad Nacional y expatriado dos años después. En 1957 entra clandestinamente al país para fortalecer el aparato clandestino adeco, con lo cual asume la Secretaría General del partido. El 23 de enero de 1958 tiene a Simón Sáez en primera línea.

 

En 1960 protagoniza la ruptura de Acción Democrática, fundando el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), por el cual resulta electo diputado. En 1962 participa en el Carupanazo, en 1964 es detenido y pasado al Cuartel San Carlos.

 

Liberado después de 5 años, tras lo cual vuelve al exilio y retorna por el inicio de la política de pacificación democrática en 1969. En las décadas siguientes se dedica a la docencia, el sindicalismo y la edición de revistas de izquierda como Reventón, Almargen y 27F. En el año 2000, a pesar de haber votado dos veces por Hugo Chávez, fiel a sus principios denuncia a su gobierno como una continuación de la Agenda Venezuela.

 

En 1995, desde su rol como primer vicepresidente de la Asociación de Profesores de la UCV (Apucv), Simón se incorpora a las movilizaciones que intentaban detener el cambio del régimen de prestaciones sociales. Su análisis del fenómeno lo convirtieron en un orador estelar de los foros sobre el tema, reflexiones que concentra en el folleto “Las prestaciones sociales un problema de justicia social”, editado por la propia Apucv. Allí, el veterano profesor de Sociología, afirma: “Las prestaciones sociales, no sólo son un paquete social que protege contra el desempleo, los despidos y la culminación de la vida laboral, recompensando la antigüedad en el servicio, sino que tienen un carácter familiar, constituyen una reserva para el trabajador y su familia en sus necesidades estratégicas (…) Puesto que tienen ese carácter estratégico dentro del régimen de protección social, el empresario y sus tecnócratas piensan que su modificación radical o su liquidación sería como decapitar las demás conquistas laborales”.

 

Para Simón liquidar el viejo sistema de prestaciones laborales estaba sintonizado con las tendencias mundiales que promovían la flexibilización de las relaciones laborales: “Estimular y generalizar la contratación individual, aparte de colocar al trabajador en situación de indefensión, es una política para quebrar la organización sindical.

 

Refutaba las críticas haciendo a su vez una historia del modelo: “Según la argumentación empresarial las prestaciones son causa de la inflación, del desempleo, de la congelación salarial, del ahuyentamiento de inversiones, de la fuga de capitales y en general, del bloqueo del desarrollo económico venezolano (…) la verdad es otra. La inflación tiene causas muy concretas reiteradamente señaladas por los analistas. Ellas son el gasto público, el dinero inorgánico, las persistentes devaluaciones del bolívar y la pavosa especulación global practicada por los diversos sectores empresariales. El sistema de prestaciones está vigente en Venezuela desde la Ley del Trabajo del 36. Y si bien las conquistas laborales y ciertas decisiones oficiales han enriquecido el régimen original, el régimen tiene más de 30 años vigente en el país, es decir, en períodos de baja inflación y en período de incremento inflacionario, de modo que si la causal profunda de la inflación fuese el régimen de prestaciones, el fenómeno hubiera sido constante desde los inicios de la democracia en 1958”.

 

Aquel 23 de abril a Simón lo intentaron atracar lanzándole un trozo de hierro al parabrisas de su vehículo para, al detenerse, desvalijarlo. Un modus operandi frecuente en diferentes puntos del país. Después de estar varios días en terapia intensiva, fallece el 29 de mayo en Caracas. El asesinato de este luchador por los derechos laborales continúa impune. Que sepa su esposa Inés que no somos pocos y pocas a los que el ejemplo de Simón ilumina el camino, en estos días de confusión y claudicaciones de todo tipo.

 

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