Una Universidad dedicada a la enseñanza de las artes supone un espíritu lúdico, libre e irreverente, de experimentación permanente. Sin embargo, en una dirección absolutamente contraria parece transitar la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), como lo testimonia el Reglamento Disciplinario de los Estudiantes, descargable en su sitio web.
El régimen disciplinario, entre otros asuntos, coarta la libertad de expresión, el derecho a la manifestación, la defensa de intereses colectivos y la contraloría social de los estudiantes a sus autoridades. Parece un régimen disciplinario más apto para un cuartel que para una universidad. Se controla, aunque usted no lo crea amigo lector, hasta el contenido de los mensajes de texto vía celular de los y las estudiantes.
El mismo, establece tres tipos de faltas: leves, moderadas y graves. Como las dos últimas son castigadas con suspensión e incluso la expulsión del estudiante, y ante la brevedad de este artículo, nos centraremos en ellas.
Ejemplos de faltas moderadas:
«No informar a las autoridades correspondientes de las faltas o irregularidades que observen»; «Efectuar exhibiciones impúdicas»; «Proferir murmuraciones en descrédito de las autoridades, de otras personas o de sus propios compañeros» y «Provocar peticiones colectivas a las autoridades de la universidad, sin haber agotado las vías regulares con la administración».
Ejemplos de faltas graves:
«Ofender la moral y las buenas costumbres dentro y fuera de la Unearte»; «Manifestar públicamente opiniones que puedan entrañar perjuicios a los intereses del país; Comprometer la disciplina o crear dificultades a las autoridades de la Unearte»; «Hacer declaraciones falsas, no fundamentadas, ni autorizadas por los Consejos Académico y Directivo sobre la Unearte, a los medios de comunicación social públicos o privados (prensa, radioy tv), nacionales, regionales o extranjeros; así como las emitidas por Internet, cable o mensajería celular»; «Irrespetar, ofender o provocar a las autoridades de la Unearte»; «firmar reclamos colectivos, arrogándose la representación de sus compañeros ante cualquier autoridad de la Unearte» y «Publicar documentos oficiales sin autorización de los Consejos Académico y Directivo». Y hay más.
Desde Provea hemos reconocido reiteradamente las políticas educativas oficiales que garantizan una mayor inclusión. Pero un cupo en una institución no debe mantenerse a costa de prohibir derechos humanos y estudiantiles. El reglamento disciplinario de Unearte transforma, en los hechos, lo que debería ser un epicentro de vanguardia experimental cultural, en un cuartel.
Esta situación, absolutamente irregular, debe ser denunciada y cambiada por sus alumnas, alumnos, profesores y autoridades, ya que además de inconstitucional es contrario a cualquier propósito de crear centros educativos que inspiren en la persona ideales de libertad, democracia y equidad.
Provea se pone a la orden para brindar de manera gratuita asesoría jurídica a la comunidad educativa.
Marino Alvarado
Coordinador General de Provea
Fuente: Tal Cual 08.04.2011