pobreza

Extracto del Boletín Internacional de Provea Nro. 12 correspondiente a los meses de abril y mayo 2014

El presidente Nicolás Maduro cumplió un año de gestión. Un año lleno de tempestades políticas pero igualmente de resultados muy negativos en materia social. No le ha tocado fácil si consideramos que empezó su gobierno con casi la mitad de los votantes dudando de su triunfo electoral.

Al ser el presidente Nicolás Maduro un civil y ex dirigente sindical, se generaron expectativas de que podría iniciarse un proceso de desmilitarización de la sociedad venezolana ya que el ex presidente Chávez había dado un inmenso poder a los militares para intervenir en la gestión pública a todos los niveles.

Igualmente se pensaba que consolidaría los programas sociales que habían tenido impacto positivo en la lucha contra la pobreza.

Que hoy exista más pobres que un año atrás, es una situación grave en materia de derechos humanos porque ello significa un incremento de la exclusión y con ello la privación en el disfrute de muchos derechos a amplios sectores de la población

Un año después el balance es desalentador. En términos reales su gobierno se puede calificar como la continuidad pero desmejorada del gobierno del ex presidente Chávez. El nuevo presidente profundizó el autoritarismo, la militarización de la sociedad, la discriminación por razones políticas y, proviniendo del mundo sindical, lamentablemente intensificó las políticas que atentan contra la libertad sindical. 

Con Maduro se vienen afianzando políticas y practicas negativas que sostuvo el ex presidente Chávez. Peor aún, se revirtieron algunas de las políticas y medidas positivas.

Un ejemplo de ello es que mientras en el gobierno de Chávez se logró progresivamente reducir la pobreza, en el gobierno de Maduro la pobreza aumentó. Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en el 2013 un total de 416.326 hogares se incorporaron a la gran población de pobres que padecen a diario la exclusión social. 

Hoy en el país según cifras oficiales existe un total de 9.174.142 personas pobres, de ellas 2.791.292 son personas que viven en extrema pobreza. Hay más pobres ahora en Venezuela que en el año 2012 a pesar que el gobierno obtuvo por concepto del negocio en materia petrolera el ingreso de millones y millones de dólares y miles de millones de bolívares por recaudación a través de diversos impuestos y por préstamos solicitados a lo interno y externo.

Aumentó la pobreza aún cuando existen 36 misiones (programas sociales) que se supone están orientadas principalmente a mejorar la calidad de vida de la población fundamentalmente las personas de menores recursos. 

Además de la ineficiencia que prevalece en la gestión pública, otras cifras en el campo social explican el por qué del aumento de la pobreza. La inflación en 2013 fue de 56,2%.

El salario mínimo oficial en términos reales no alcanzó ni para cubrir la canasta alimentaria oficial. La canasta alimentaria fue calculada para finales de 2013 en Bs. 3.640,55 mientras el salario mínimo terminó en 2013 en Bs 2.973. Disminuyó el ritmo de construcción de viviendas en el marco de la Gran Misión Vivienda Venezuela, se redujo en 32% el otorgamiento de pensiones y jubilaciones con respeto a 2012, se profundizó la crisis en el sector público de salud, aumentó la escasez de productos de primera necesidad y persistieron las deficiencias en servicios públicos fundamentales como transporte, agua potable y electricidad.

Que hoy exista más pobres que un año atrás, es una situación grave en materia de derechos humanos porque ello significa un incremento de la exclusión y con ello la privación en el disfrute de muchos derechos a amplios sectores de la población. 

Que haya más pobreza significa que con Maduro hay un mayor debilitamiento de la democracia en el país.

Democracia, desarrollo y derechos humanos es una trilogía indispensable e indivisible. Poco valor tiene que desde el alto gobierno se le diga a la población que debe ser protagónica y participativa, si sus condiciones socioeconómicas desmejoran. 

El presidente Maduro prometió que para el 2019 habrá pobreza cero una meta muy difícil de alcanzar en tan pocos años. Esta promesa parecería más bien un acto de demagogia que una propuesta seria a partir de un análisis de la situación actual y las tendencias socio económicas. 

Igualmente el Presidente afirmó que se reimpulsarán las misiones. Esa medida la observamos con mucha cautela por la experiencia negativa en los últimos años en cuanto al denominado reimpulso. La Misión Guaicaipuro por ejemplo, ha sido relanzada cuatro veces desde que se creó porque relanzan, decae, relanzan vuelve a decaer, mientras que los pueblos indígenas viven agobiados por la pobreza extrema. 

Las primeras cifras del 2014 en materia de inflación, escasez de productos y construcción de viviendas, presentan un panorama poco alentador en materia de lucha contra la pobreza. Aspiramos que se hagan las rectificaciones necesarias y urgentes para que no se sigan revirtiendo los avances en lo social que se consiguieron en los últimos tres lustros. 

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