El movimiento nacional de derechos humanos en Venezuela ha venido señalando desde hace varios años la necesidad de que el país elabore un Plan Nacional de Derechos Humanos.
En algunas oportunidades algunos funcionarios de alto nivel de la actual gestión gubernamental han respondido que el mejor plan que tiene el país es la Constitución y que ante ella no es necesario tener otro plan. Quisiéramos hoy dar algunos argumentos en contrario.
Una Constitución y un Plan son dos instrumentos de distinto nivel y función. La primera es la ley máxima de un país y en tal sentido delinea el Proyecto de país que una sociedad se da en un momento determinado de su historia social y política.
Un plan es un camino a seguir para que los derechos establecidos en la Constitución se hagan realidad a través de acciones públicas. Un plan debe decir quién hará qué, en qué tiempo, dónde y con qué recursos.
El Plan también debe contener de antemano indicadores o señales que nos digan si vamos por el buen camino o nos estamos desviando del camino trazado. Sirve también para que todos los ciudadanos podamos estar vigilantes del cumplimiento del mismo y por tanto también de la Constitución.
Prensa Provea, 02.09.04