Las manifestaciones no cesan. Durante febrero, se presentaron 429 protestas, lo que representa un incremento de 49% respecto al mismo mes del año pasado, cuando fueron 287 las movilizaciones.

Nada más en los primeros dos meses de 2011, se han registrado 837 luchas sociales, de las cuales 203 se orientaron hacia derechos laborales, 102 a exigencias de viviendas, 78 a demandas por seguridad ciudadana, participación política y justicia, y 46 a peticiones educativas.

De acuerdo con estas cifras reveladas por el Observatorio de Conflictividad Social de Venezuela, del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), 47% de las protestas fueron protagonizadas por trabajadores que reclaman pagos de pasivos, discusiones de contrato colectivo, estabilidad laboral y libertad para dirigentes sindicales.

MUCHAS PROMESAS, POCAS ACCIONES

Marco Antonio Ponce, investigador de conflictividad social de Clacso, considera que «la ausencia de políticas cónsonas con las demandas de los trabajadores mantienen vivas las protestas».

El politólogo afecto al oficialismo Nicmer Evans coincide con Ponce y añade que, «después de once años, la brecha entre el discurso y la acción ha generado el incremento del descontento por parte de la población en la eficiencia y eficacia de la gestión pública».

«Las expectativas que se generan desde lo que el socialismo ofrece como alternativa se quedan cortas en relación con lo que se ha puesto en práctica.

Mientras más apertura haya entre las expectativas creadas y las satisfechas, mayor será el nivel de protesta», explica.

El politólogo también señala que cada vez son menos reprimidas las manifestaciones, lo que «hace que la gente sienta mayor libertad de protestar». Pero hace una excepción: «De protestas violentas, lo menos que se puede esperar es violencia».

El investigador de Clacso, por el contrario, asegura que la represión de las movilizaciones se ha mantenido y que ha aumentado la criminalización, es decir, se acusa a manifestantes de cometer delitos y son llevados a prisión o les dan sustitutivas de libertad.

MÁS HUELGAS DE HAMBRE

Provea contabilizó 33 huelgas de hambre en los dos primeros meses del año: 12 en enero y 21 en febrero.

«Este repertorio de lucha se perfila hacia su consolidación y revela la poca disposición al diálogo por parte del Gobierno», se expresa en el estudio de Clacso.

Tras indicar que muchos huelguistas no son escuchados, Ponce reflexiona que «pareciera que el Gobierno tiene que esperar a que la gente ponga en riesgo su vida para dar alguna respuesta».

Evans dice que las huelgas de hambre no son indicadores de que se está radicalizando la protesta. «Hay unas sin sentido y otras con sentido. Todas son atendidas, pero no sé si todas reciben eficiente respuesta. Hay momentos en los cuales la exigencia de la protesta sobrepasa la capacidad del Estado o se considera absolutamente injusta», agrega.

Por: Patty Fuentes Gimón

@pattyfuentesg

Fuente: http://www.talcualdigital.com/Avances/Viewer.aspx?id=49539&secid=28

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