El derrocamiento del gobierno del general Marcos Pérez Jiménez, mediante un movimiento cívico-militar el 23 de enero de 1958, marca el regreso de la democracia como sistema de gobierno. Es así como la democracia, popularmente conocida como el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo, se afianza en la escena política venezolana. En un régimen democrático, aunque sea imperfecto, el poder se distribuye entre personas e instituciones; existe la posibilidad de controlar la gestión estatal; los derechos reconocidos en la Constitución y demás leyes son ejercidos y disfrutados, y en caso de no ser así, se puede denunciar su violación ante los organismos competentes y públicamente. Esta posibilidad de la denuncia es muy importante y es la que permite que se haga justicia. Así mismo, otra ventaja de la democracia es que procura que las fuerzas armadas sean un organismo moderno, profesional eficiente y apegado a las leyes; también es respetada la voluntad de la mayoría de la población; hay libertad de opinión y expresión y busca que la sociedad se comprometa con satisfacer las necesidades fundamentales de las personas más desfavorecidas. Ahora bien, la práctica de la democracia implica ceder cuotas de poder; por ejemplo, ya no es uno el que decide, como en el sistema monárquico, sino que los asuntos públicos son consultados y se aplica lo que mayoría decide. Así según el nivel de participación directa o no, en los diversos ámbitos de toma decisión, se habla de democracia representativa o de democracia participativa. En la democracia representativa los ciudadanos y ciudadanas participan en la vida política escogiendo a los representantes que luego tomarán decisiones en nombre del pueblo. En la práctica, con esta forma de democracia se dio un desencanto en los ciudadanos y ciudadanas, pues se dieron cuenta que con frecuencia las y los llamados representantes no representaban a nadie más que a su intereses particulares. La democracia participativa, por su parte, establece diversos mecanismos para la participación de ciudadanos y ciudadanas en la cosa pública (democracia del pueblo), los cuales quedan consagrados en nuestra Carta Magna de 1999.
Razones fundamentales para promover la democracia participativa
Una de las razones fundamentales para promover la democracia participativa consiste en que tal sistema ofrece al ciudadano y la ciudadana una capacidad de participar en decisiones orientadas a desarrollar una economía, una política, una cultura, una educación y una sociedad justa y humanista. Esto promueve un ambiente de cooperación porque se aprecian directamente las consecuencias de tales decisiones para todos y cada uno de los miembros de la sociedad.
Democracia como forma de vida
La democracia es un sistema de gobierno, pero también es una forma de vida y por ello diariamente debemos chequear que nuestras actitudes personales y comunitarias realmente contribuyan a su desarrollo. Algunas cosas que debemos cuidar son:
*** Participar en la toma de decisiones y favorecer la participación de los y las demás.
*** Ser tolerantes con opiniones diferentes a la nuestra.
*** Respetar las decisiones del grupo.
*** Recibir con buena disposición las críticas que nos hacen.
*** Rotar el liderazgo y la asignación de funciones en los grupos en los que participamos.
*** Rectificar las decisiones y comportamiento, cuando sea pertinente.
*** Confiar en quienes nos representan, manteniendo sobre ellos mecanismos de control.
*** Rendir cuentas de nuestras actuaciones y pedirlas de nuestras y nuestros dirigentes.
*** Asumir con responsabilidad las asignaciones que hace el grupo.
*** Evaluar las actividades realizadas y el uso de los recursos invertidos. Por todo lo señalado anteriormente, podemos decir que la democracia no se hace sola, sino que todos y todas estamos llamados a participar y que de nuestro ejercicio consiente depende que el fruto de la democracia desemboque en una evidente mejora de la vida de todos y todas.
Sus principios
Para que una democracia realmente sea una democracia, en todo el sentido de la palabra, necesita ajustarse a los siguientes principios: Los derechos deben aplicarse de modo efectivo y su ejercicio correcto ha de estar acompañado de responsabilidades individuales y colectivas. Es indispensable fomentar permanentemente y de modo especial la igualdad, la transparencia y la educación y eliminar los obstáculos tales como la ignorancia, la intolerancia, la apatía, la falta de opciones y alternativas auténticas, corrigiendo los desequilibrios o la discriminación de carácter social, religioso, racial, sexual o de cualquier otra índole. Todas las personas tienen el derecho de participar en la gestión de los asuntos públicos.
Los ciudadanos y ciudadanas son iguales ante la ley.
5. Las instituciones democráticas tienen por función mediar en las tensiones y mantener el equilibrio, por esto deben estar bien estructuradas y funcionar correctamente.
Los procesos de llegada al poder y de ejercicio y alternatividad en el mismo deben permitir una libre competencia política y surgir de la participación popular abierta, libre y no discriminatoria.
A intervalos periódicos deben celebrarse elecciones libres y justas que permitan la expresión de la voluntad popular.
8. El gobierno debe ser eficaz, honrado, transparente, y responsable de su gestión.
La colectividad tiene derecho estar informada de las actividades del gobierno, a dirigirle peticiones y a buscar reparación por medio de mecanismos administrativos y judiciales imparciales.
«…lo que garantiza una democracia no es el voto, es la participación del pueblo…” Adolfo Pérez Esquivel, argentino ganador del Premio Nobel de la Paz 1980
“Las instituciones democráticas tienen por función mediar en las tensiones y mantener el equilibrio, por esto deben estar bien estructuradas y funcionar correctamente”
23.01.11 La Voz de los derechos humanos en La Voz