El 11 de septiembre de 1985, en el barrio Nuevo Horizonte, un joven de nombre Freddy Dugarte fue ejecutado por funcionarios de la Dirección de Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) al no acatar la voz de alto. Las agrupaciones juveniles del barrio y los grupos cristianos de base se organizaron para apoyar al señor Manuel Dugarte, padre de Freddy, en la formulación de la denuncia. La recién creada Red de Apoyo se sumó a la campaña de cartas emprendida por estos grupos y la Comisión de Derechos Humanos de Maryknoll para exigir justicia, y asumió realizar los trámites necesarios para el logro de justicia en el caso de Freddy Dugarte. Este fue el primer caso de violación al derecho a la vida en cuya denuncia participó la Red de Apoyo, organización que a partir de allí centró su trabajo en la defensa de los llamados derechos civiles, acompañando a víctimas y familiares de abuso policial y militar en los momentos de tristeza y alegría que se presenta a lo largo de todo el camino que han de recorrer para el logro de justicia y la reivindicación de los derechos arrebatados a sus seres queridos. Muy pronto la captación de casos trascendió el nivel local y fue preciso pensar en una organización que acogiera denuncias en todo el territorio nacional: Zulia, Sucre y Aragua fueron los primeros lugares que se visitaron. Lamentablemente algunas de las personas, grupos e instituciones que inicialmente coordinaron esfuerzos para la definición de objetivos y metas y acompañaron las primeras actividades fueron quedando en el camino, ocupadas en las muchas actividades pastorales, académicas y laborales. Otras personas del equipo fundador mantuvieron la intención de trabajar mancomunadamente. Compartiendo la misma visión de contribuir para que Venezuela fuese un país más vivible, por lo que en el año 1988 registraron legalmente la organización manteniendo el nombre original de Esta experiencia: Red de Apoyo por la Justicia y la Paz.

Nuestra prioridad: Los sectores populares

La Red de Apoyo prioriza su trabajo en los sectores populares porque estos son más del 60 por ciento de la población del país que han sufrido y continúan sufriendo la peor parte de la crisis política, económica y social que afecta al país. Porque históricamente las medidas represivas del Estado se han dirigido especial y casi exclusivamente a estos sectores. Porque las políticas de criminalización de la pobreza y de represión de las protestas de estos sectores les hacen ser potenciales víctimas de la violación a sus derechos fundamentales. Porque cuando hablamos de pobres entendemos que éstos no son sólo los que no tienen, sino los que no tienen cómo tener; así, los sectores populares son los más desprotegidos ante una virtual violación de sus derechos. Porque son los más vulnerables por su bajo nivel de instrucción, por su dificultad para acceder a los servicios de justicia, por su necesidad perentoria de asegurarlos niveles mínimos de subsistencia. En este sentido, procuramos acompañar procesos de formación-organización para la promoción y defensa de los derechos humanos con líderes comunitarios, de tal manera que luego se generen, en contacto directo con la propia gente, experiencias de trabajo concreto al servicio de las comunidades. En la Red de Apoyo asumimos la educación en y para los derechos humanos como un proceso que debe permear todos los espacios de socialización del ser humano, que ha de desarrollarse en la familia, en el sistema educativo, en las organizaciones sociales, los medios de comunicación social, en las distintas instancias del Estado, etc., entendemos que las transformaciones históricas a las que aspiramos para la plena vigencia de los derechos humanos serán impulsadas fundamentalmente por aquellos sectores para los cuales tales transformaciones son más necesarias. Los cambios los impulsan quienes necesitan que tales cambios se den, y no aquellos para los que la actual situación puede ser funcional a sus intereses.

Respeto a la dignidad humana

Además, porque entendemos que una verdadera transformación global de la sociedad, esa transformación a la que aspiramos haga posible ese respeto a la dignidad humana, ha de ser tal si se da a partir de aquellos que se encuentran excluidos de los mecanismos de poder; cosa que no ocurre cuando la óptica desde la que se concibe la realidad y se interviene en el quehacer político, cultural, social y económico está definida por los intereses de los sectores más favorecidos. Con esto no negamos que quienes pertenecen a otros ámbitos sociales puedan ser también violentados en sus derechos; no negamos, tampoco, su compromiso con los derechos humanos, ni la trascendencia de su aporte en la construcción de un mundo más justo y digno; pero entendemos que desde los excluidos, desde sus necesidades y exigencias concretas, es posible plantear un sistema de plena vigencia de los derechos humanos para todos y todas. Un día como ayer 11 de septiembre, hace 25 años, la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz encontró su razón de ser en el acompañamiento humano, legal, psicológico de las víctimas de abuso policial y militar; en la formación en derechos humanos y en la necesaria denuncia que combate la impunidad.

¿Qué hacemos?

La Red de Apoyo por la Justicia y la Paz es una organización no gubernamental, sin fines de lucro, que promueve y defiende los derechos humanos en Venezuela desde 1985. Con una perspectiva Inter y multidisciplinaria, la Red de Apoyo:

1. Denuncia jurídica y comunitariamente los casos de violación del derecho a la vida, integridad personal, libertad y seguridad personal e inviolabilidad del hogar.

2. Atiende médica, psicológica y sociopedagógicamente a las víctimas de tortura y a familiares de víctimas de abusos policiales o militares. 3. Promueve políticas públicas en materia de derechos humanos.

3. Realiza actividades de promoción y difusión, y genera procesos de educación en derechos humanos. (Red de apoyo por la justicia y la paz, La Voz, http://www.diariolavoz.net/seccion.asp?pid=18&sid=1755&notid=340089&fecha=09/12/2010)

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