Dice el evangelio según San Mateo que Herodes, enfurecido porque los reyes magos no le informaron del nacimiento de Jesús, mandó a matar a todos los niños menores de 2 años (Mateo 2). Eso es lo que se recuerda el 28 de diciembre: la muerte de los niños inocentes.

 

Pensando en las noticias sobre malos tratos e incluso asesinatos a niños y niñas en Venezuela, creo que podemos afirmar que en este país, Herodes existe y ha ido actuando impunemente.

 

Para finales de noviembre, en Ciudad Guayana, según Germán Dam (Correo del Caroní), 54 niños, niñas o adolescentes habían sido víctimas de la violencia. ¡Más de un salón de clases! Recuerdo bien el caso de una niña de 5 años, habitante de la comunidad de Brisas del Sur, que murió por una “bala perdida” que la alcanzó cuando jugaba en el patio de su casa, eso fue el 22 de julio, Día del Niño.

 

Agosto, el mes que se tendría que relacionar con vacaciones, juegos, campamentos, recuerdo dos casos realmente espantosos. En Valencia, un padrastro, por vengarse de su ex pareja, se llevó bajo engaño a los dos niños de ella, de 9 y 10 años, los asesinó y los descuartizó. El hecho produjo ira entre los residentes de la comunidad, en la cual, 15 días antes, ya habían enterrado a otra pequeña de 5 años, muerta por una bala. En la primera semana de agosto, en Caracas, una pequeña de 7 años, que viajaba con su padre en un transporte colectivo -iba a pasar vacaciones a San Cristóbal- murió por otra bala, en medio de un atraco en la unidad autobusera. Su padre, que quiso defenderla, también falleció en el hecho. ¡Cuántas balas en este país consiguen su objetivo: matar!

 

En Caracas, según los amigos de Cecodap, para finales de septiembre ya iban 86 menores de 18 años víctimas mortales de la violencia. Herodes se multiplica entre nosotros. ¿Quién lo para?

 

En las últimas semanas, las noticias sobre abuso y maltrato a niños ya parecen sacadas de películas de horror, como el caso del niño de 5 años en Guanare, ampliamente reseñado por los medios, debido a lo espantoso del hecho: torturado, abusado, se supone desde hacía tiempo. Allí la población reaccionó indignada -aquí también hay indignados- y salió a la calle a protestar. Según las autoridades, se han producido 3.000 denuncias de maltrato a niños y niñas en lo que va del año. Hay que apuntar que suele haber mucho subregistro en estos casos, esto es, maltrato infantil sin denunciarlo. Hay niños y niñas que viven verdaderos infiernos en sus casas y comunidades.

 

¿Por qué recordar todo esto en un mes que se supone es para ser felices en familia? Porque podemos olvidarlo, como si fuera normal que a los niños y niñas se les maltrate y se mate.

 

Por eso pienso que Herodes anda suelto en este país. ¡Mucha víctima inocente! Su infancia infeliz puede traducirse en el futuro en una adolescencia violenta, con dificultades para llevarse adecuadamente con los demás, con dificultades también para aprender. Y esta sociedad, injusta, que no los ha cuidado de pequeños, los juzgará y condenará después, sin derecho al debido proceso.

 

En las cartas al Niño Jesús habrá que pedir que el Artículo 32 A de la Lopnna, el cual contempla el Derecho al Buen Trato, se convierta en una política integral de protección a los niños y niñas. No bastan declaraciones, buenas intenciones y acciones aisladas.

 

Se requieren planes sistemáticos, recursos suficientes -recuerden las autoridades que el niño es prioridad absoluta según nuestra leyes-; se necesitan casas de abrigo para los que están en riesgo, mucha prevención para que no terminen repitiendo historias de maltrato.

 

12-12.11  Correo del Caroní

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