Comienza el año escolar. Esperamos que eso sea así para la mayoría de los niños y niñas del país, y soñamos con que algún día podamos decir que ninguno se ha quedado en su casa por falta de cupo.
Educar para la convivencia pacífica es, a nuestro juicio, la principal tarea de la escuela, mucho más en Venezuela en donde resolver los problemas con insultos, golpes y hasta balas, se ha hecho “mala costumbre” y genera muchas víctimas. La escuela tiene que contribuir a enseñar a los más pequeños que vivir en paz es mejor y que ninguna guerra es buena, ni la de taquitos.
El inicio del año es un excelente momento para poner en práctica bases para la convivencia necesaria y aplicar principios de no-violencia. Aquí van algunos consejos para educadores:
– Acuerda entre todos las normas de convivencia –las normas son necesarias, mejor pocas y realistas- tales como llamar a cada quien por su nombre y erradicar sobrenombres, o subrayar que todos merecen respeto, o insistir en que “golpes ni dentro ni fuera”…
– “Contra la violencia, coherencia”, las normas debes cumplirlas tú también, de lo contrario terminarán ellos haciendo lo que tú haces y no lo que tú dices.
– “No gritéis y no seréis gritados” es un aviso que deberíamos tener todos los educadores en nuestra frente, para que no lo olvidemos.
– Conoce a tus alumnos, se requiere su foto y su película: esto es, su presente y su historia. Empieza por preguntar qué hicieron en vacaciones y ello te dará datos, y cada lunes pregunta qué hicieron el fin de semana. Eso dará bases para que en algún momento dado cuenten otras cosas.
– Enséñales a expresar emociones y sentimientos adecuadamente, si se hace desde niño es probable que de grande no recurra a la violencia por no saberlo. Hay muchos ejercicios divertidos y útiles para eso.
– Introduce en tu vida, y luego en la de tu aula, prácticas como la de respirar profundo unas 12 veces todos los días. Después del receso es buen momento, verás cómo paulatinamente mejora el comportamiento. El primer día te mirarán como diciendo “a la maestra se le aflojó un tornillo”, pero si lo mantienes, te sorprenderás de los efectos.
– No dejes pasar ninguna falta de respeto, no minimices las “denuncias”, pues el maestro es la autoridad y si no haces nada frente a las agresiones, las víctimas no sabrán a quién acudir y pueden terminar tomando la justicia por su mano. La impunidad genera más violencia -en la casa, en la escuela y en la sociedad.
– Protege a la víctima -al que chalequean, por ejemplo, y comprende al victimario, pues el objetivo es que éste se convierta en pacífico.
– Si se presentara algún hecho violento de gravedad, busca ayuda, solos no podemos.
– Pon tu cerebro creativo a valer, pues el aburrimiento es causa de indisciplina y ésta puede llegar a violencia.
– Ayuda a los alumnos a desarrollar todas sus inteligencias, que se sientan y se sepan exitosos en algo para que no se pongan a buscar maneras dañinas de hacerse notar.
– Evite poner etiquetas. Recuerda el principio de Pigmalión, lo que esperas del otro lo modela. Todos tienen posibilidades de ser mejor, no seas tú la tranca que impide el crecimiento.
Esta columna de hoy no pretende ser “un curso de educar para la paz” en 2.500 caracteres, sólo quiere ser una ayuda a esos compañeros que tienen tanta responsabilidad y a veces están tan solos. Los educadores tenemos que formarnos para poder prevenir, reducir y erradicar la violencia en la escuela, es una manera de avanzar en el Derecho a educar en paz, necesitamos sacar 20 puntos en esta materia. (Correo del Caroní, 18.09.12)