Las fuertes lluvias las dejaron sin hogar. Vinieron de Caracas en busca de un nuevo hogar, sin embargo, aún permanecen en la incertidumbre sobre su futuro. Madres damnificadas se acercaron a CVG, en Alta Vista, para buscar soluciones a su situación. Muchas no tienen trabajo y desconocen la ciudad en la que viven, sólo esperan respuestas antes de que se cumpla otro año de la tragedia que las apartó de su rutina.

De aquel apoteósico recibimiento que le dio la bienvenida a Ciudad Guayana el pasado 8 de enero de 2011, Dorelquis Guerra sólo recuerda la enorme valla en la entrada del Club Caronoco con la frase: “Bienvenidos a Guayana tierra de oportunidades”.

Frente a los portones de la CVG casa matriz, las madres solteras damnificadas hicieron un llamado al gobernador reelecto del estado Bolívar, Francisco Rangel Gómez, para que las ayude

La pancarta daba fe de lo que días atrás José Khan, quien para la fecha figuraba como ministro de Industrias Básicas y Minería, les ofreció a ella y a otras 53 familias damnificadas de Caracas en un video transmitido en el Liceo Manuel Palacio Fajardo, institución que los arropó como albergue temporal.

“Nos dijo: ‘Miren Ciudad Guayana, tierra de riqueza. Allá está el progreso. No se tienen que llevar nada. Se irán sin nada y regresarán con los bolsillos llenos…’ Sí, llenos, pero de necesidades”, protesta la mujer desde el portón de la sede de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) casa matriz, en Alta Vista.

Guerra, de 23 años de edad, es madre soltera. Tiene dos hijos a los que no sabe si podrá regalarle una sonrisa este 24 de diciembre. No tiene trabajo. “Cuando llegamos nos dijeron que nos darían trabajo, que nos darían cursos y educación. Nada de lo que nos prometieron ha pasado. Nosotras somos cabeza de familia y no tenemos trabajo”, asegura la mujer que junto a otras madres solteras se apersonaron a la CVG para conversar con el presidente de la empresa, pero no fueron recibidas.

En espera
“A los hombres cabeza de familia les ofrecieron trabajo en las empresas básica. Cuando llegamos nos dijeron que esperáramos a que las empresas se recuperaran, pero eso no ha pasado, y mientras nosotros pasamos trabajo (…) Le hemos mandado cartas y cartas a (Rafael) Gil Barrios, pero no contesta”, denuncia Johanna González.

Ella, junto a sus tres hijos, es una de las 10 familias que aún quedan en la ciudad de aquel lote que llegó a la región con la esperanza de nuevas oportunidades. Pese a que lleva más de 23 meses en la urbe, solo conoce las inmediaciones de Campo C de Ferrominera, espacio donde los ubicaron.

Trabajó seis meses en la parte de mantenimiento del Club Caronoco, pero en octubre renunció cuando les dijeron que estaba en el lote de familias que ya les habían conseguido una morada.

“Al final no nos trasfirieron y quedé sin sustento. Hablé con un encargado de la CVG (Carlos) Domínguez (gerente de Desarrollo Comunitario) y nos dijo que nadie nos había mandado a renunciar”, rememora la señora.

Piden ayuda
Después de cuatro meses en la zona, la estadía en Ciudad Guayana se volvió de supervivencia, asegura Sujey Padrón. El resto de los 23 meses que suman desde su transferencia, han sido de necesidades. Ninguna de las promesas se han cumplido y solo les queda esperar a que las autoridades los quieran ayudar, pues no conocen la región.

Su hijo tiene 4 años de edad, de los cuales dos de ellos los vivió en Puerto Ordaz, y no ha podido iniciar en el sistema de educación debido a que “no lo inscribieron porque no tienen para pagarle un transporte a él solo. Eso es lo que dicen. Si nos quedamos un años más, será un año más sin clases”.

Por esta razón, frente a los portones de la CVG casa matriz, las madres solteras damnificadas hicieron un llamado al gobernador reelecto del estado Bolívar, Francisco Rangel Gómez, para que las ayude. Aunque lo felicitaron por el triunfo, denunciaron que nunca los ha ido a visitar, ni apoyar. (Rolando Azocar, Correo del Caroní, 18.12.12)

En incertidumbre

Después de los primeros meses de su llegada, los damnificados provenientes de Caracas denuncian que la desatención gubernamental se hizo presente. Las promesas de trabajos y formación académica quedaron en palabras y las bolsas de alimentos empezaron a llegar un mes sí y otro no.

Fue solo hace un mes que el presidente de Ferrominera Orinoco, Radwan Sabbagh, les extendió la mano. Inició el mantenimiento en las viviendas en donde residen más de dos familias por casa, y agudizó la entrega de alimentos.

Sin embargo, ante la cercanía del 24 de diciembre, fecha en la que tradicionalmente los niños reciben regalos, las familias damnificadas expresan su incertidumbre. Piden la ayuda de las autoridades y que vuelva la atención que les ofrecieron al llegar a tierras guayanesas.

Correo del Caroní se intentó comunicar con el gerente de Desarrollo Comunitario CVG, Carlos Domínguez, pero no se obtuvo respuesta.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *