Desde finales de 2012, los delincuentes se ensañan contra los trabajadores petroleros en el Zulia. En tan solo tres meses han asesinado a nueve. Ninguno de sus homicidas ha sido detenido. La Policía catalogó los casos de venganza y no han hecho mayores avances en las investigaciones.
El pasado 25 de diciembre de 2012 una ráfaga de tiros acabó con la festividad de la familia Díaz. Cuatro sicarios llegaron y le dispararon a Raúl Díaz (40), trabajador de Petróleos de Venezuela (PDVSA), quien recibió cuatro impactos de bala en su espalda y murió en el sitio. Su verdugo también hirió a sus tres hijas y al yerno en las extremidades.
La mayor de las féminas recibió seis tiros, mientras que a los otros tres se les incrustó una bala en la mano derecha. Los trasladaron hasta un centro de salud privado de la ciudad. El crimen tuvo lugar en la urbanización Nueva Venezuela de Ciudad Ojeda y figura como uno de los casos más resaltantes de las nueve muertes por encargo a trabajadores de PDVSA registrados en la entidad.
Díaz tenía unos 15 años laborando en el área de Operaciones Acuáticas de la industria petrolera. A su hermano menor, Jhonny Díaz (37), también trabajador petrolero, lo mataron el pasado 15 de marzo en las inmediaciones del Campo Milagro, cuando se dirigía a su trabajo. Sus homicidas utilizaron un arma con silenciador para evitar llamar la atención. Le dispararon al menos en 10 oportunidades.
Dos días antes de que ultimaran a Jhonny acabaron con Riber Ramón Sagarai (40) cuando esperaba un servicio de pizzas en Ciudad Ojeda. El hombre, con 20 años como buzo de la industria petrolera, estaba dentro de su camioneta Tahoe cuando dos sujetos a bordo de una moto llegaron y sin mediar palabras lo atacaron. Recibió cuatro impactos de bala. Un compañero resultó herido en un brazo.
Inicio sangriento
En Cabimas, el 13 de enero asesinaron a Wilson José Valero cuando visitaba a un amigo en una venta de baterías. El hecho ocurrió en el sector Delicias Nuevas. El hombre de 46 años, obrero de la industria petrolera, recibió un certero disparo en la cabeza. Un sujeto entró al local comercial y disparó sin mediar palabras.
Cinco días después, en Maracaibo, los cadáveres de Wilbert José Guette Pacheco, de 35 años, obrero con tres años en la empresa petrolera y Hernán Bermúdez, sindicalista y empleado de Petroboscán, fueron hallados en horas de la mañana en el kilómetro 40, al lado de un vehículo Crysler Neon marrón.
Las familias quedaron atónitas con cada caso. Aparentente ninguna de las víctimas tenía enemigos ni deudas. Todos, en su momento, exigieron justicia y la captura de los responsables. Aún ninguno ha obtenido ese consuelo.(La Verdad, 05.04.13)