provea3Hoy (ayer) Provea alcanza el cuarto de siglo, tiempo que la ha consolidado como una fuerte organización promotora y defensora de los derechos humanos por haber afrontado coyunturas muy difíciles.

Su coordinador general, Marino Alvarado, cuenta que tras 25 años de su fundación, la organización se enfrenta a muchos de los elementos circunstanciales que se dieron en 1988 cuando fue creada: creciente malestar social, amplia protesta de calle, importantes niveles de corrupción, alta inflación, deficiencia en los servicios públicos, abuso constante de la fuerza policial y militar, y amplio deseo de cambio.

No obstante, a su juicio, hay suficientes motivos para celebrar, pues considera haber superado los descalificativos de unos cuantos gobiernos y seguir teniendo la seguridad de apostar al diálogo y al entendimiento es una gran victoria.

– ¿Qué tan difícil ha sido trabajar durante la gestión del chavismo? ­

Seguimos teniendo un Estado que abusa del poder y un déficit significativo en derechos civiles, políticos y sociales; así como importantes restricciones para el trabajo de los activistas de DDHH

En esta época hemos tenido la descalificación constante (como pitiyanquis, agentes del imperialismo, pagados por el imperio), las amenazas, la apertura incluso de procesos judiciales y un cierre progresivo, hasta casi total, de los espacios de diálogo con las instancias de Gobierno en sus distintos niveles.

– ¿Podría establecer alguna diferencia con el pasado? ­

Las dificultades que hemos tenido en este período también la tuvimos en buena parte con los gobiernos anteriores.

La diferencia marcada entre el pasado y el presente es que antes había por lo menos instituciones con las que se podía dialogar. Podíamos trabajar y coordinar actividades con los parlamentarios o con el Ministerio Público, por ejemplo.

Y pudimos aportar a la construcción de la Defensoría de Pueblo, no sólo con personal que salió de Provea para trabajar allá sino también con asesorías. Lo común es que en el pasado y en el presente la impunidad ha sido muy alta.

– ¿Por qué se les ha señalado e incluso enjuiciado, si Provea no defiende únicamente los derechos políticos sino también los sociales? ­

Porque hemos tenido gobiernos que no han comprendido el importante papel que pueden jugar en la sociedad venezolana las organizaciones de DDHH.

Porque han sido muy intolerantes a la crítica, incluso a la constructiva. Y por otro lado porque los gobiernos y los altos funcionarios piensan que son eternos, y no entienden que a futuro pueden ser víctimas de abusos de poder.

– ¿Quiénes han sido las personas más beneficiadas con el trabajo de Provea?

Los más pobres. El 90% de los beneficiarios tienen muy bajos recursos, y nosotros le damos asesoría gratuita, gracias justamente a esa cooperación internacional que tanto se nos cuestiona y que se nos quiere restringir.

¿Puede sumar Provea muchos éxitos? ­

Sí, y algunos muy importantes.

Entre ellos haber incidido, junto a otras organizaciones, en lo que hoy es el capítulo de derechos humanos de la Constitución. En segundo lugar, haber revertido en 1998 el cobro de matrícula de la Universidad Simón Bolívar, que era el ensayo para acabar con la gratuidad de la educación superior pública en Venezuela.

Haber logrado la primera sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos a favor de las víctimas en el caso de la masacre de Amparo, y haber logrado dos importantes acuerdos amistosos en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Caso Viasa, y el caso Hazilu) (sic).

Además de incidencia importante en la actual ley de Asilo y Refugio y la ley de Vivienda y Hábitat.

– ¿Cuáles han sido los derechos más reivindicados en los últimos años?

­Los derechos laborales, el derecho a la salud, a la educación y a la vivienda.

Y entre lo positivo también destaca que ha habido una baja importante de los niveles de pobreza y una mayor comprensión en la ciudadanía de que tiene derechos que puede y debe defenderlos y esto ha sido fundamentalmente desde el proceso político que arrancó en 1999.

– ¿Y lo más violados? ­

El derecho a la vida y a la integridad personal, porque durante los 25 años ha existido una permanente práctica de ejecuciones y torturas por parte de los cuerpos policiales y militares.

Pese a que los derechos laborales estén reivindicados hay una situación de asesinatos a sindicalistas muy importante.

El mayor número de protestas que hay en la nación son de trabajadores reclamando derechos y ante la grave situación económica del país muy posiblemente esa tendencia se incremente. Y en ese marco ha habido un fenómeno nuevo, que es el sicariato sindical que no existía cuando Provea surgió.

– ¿Creía usted que con una Constitución tan brillante en materia de DDHH ocurrieran tantas violaciones?

­Actualmente tene mos un marco jurídico mucho más favorable para los derechos humanos, pero en términos de realidad la diferencia no es mucha.

Seguimos teniendo un Estado que abusa del poder y un déficit significativo en derechos civiles, políticos y sociales; así como importantes restricciones para el trabajo de los activistas de DDHH.

De la mano con las víctimas 

La masacre de El Amparo (1982), la masacre del Caracazo (1989), los intentos de golpe de Estado en febrero y noviembre del 92, las desapariciones forzadas del deslave de Vargas en 1999 y el golpe de Estado de 2002 han sido episodios en los que Provea tuvo que atender muchísimas víctimas, “sin discriminación, fueran adecas, copeyanas, o chavistas”, tal como sostiene Marino.

Oasis de diálogo

Haber alzado por 25 años la voz contra el abuso de poder le ha costado a Provea recibir descalificaciones permanentes, no obstante, Alvarado cuenta de dos momentos importantes en los que se abrieron espacios de diálogo.

En el último gobierno del ex presidente Rafael Caldera, dice que se reunieron con el mandatario nacional para iniciar el único intento que se ha hecho en el país de comenzar un plan nacional de derechos humanos.

El borrador quedó como herencia para Chávez, y durante sus tres primeros años de gestión precisamente se produjeron reuniones para trabajar en esta materia.

Los niveles de inseguridad también han entrabado el trabajo de Provea.

Alvarado cuenta que en el pasado sus integrantes podían ingresar a las barriadas populares, con cautela, pero ahora es muy complejo, salvo en los casos en los que estén acompañados de las víctimas, y esta es una realidad en muchas organizaciones sociales. (Keilyn Itriago Marrufo, Diario Tal Cual, 15.10.13)

 

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