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Lo que parece una historia de terror es una realidad cada vez más frecuente en Los Puertos de Altagracia, capital del municipio Miranda, del estado Zulia, a orillas del lago de Maracaibo. Más de 150 habitantes de diferentes sectores visitan el basurero municipal como opción para buscar comida y desechos para vender o cambiar por algún producto alimenticio.

David González, habitante del sector Nuevo Amanecer, explicó que quienes remueven la basura se organizan en grupos; comúnmente son familias. «Aquí viene gente de las zonas vecinas, de los sectores Madre María de San José, Punta de Leiva, Punta de Piedras y La Guardarraya. Para acá vienen los padres con sus hijos a ver qué consiguen para comer».

Las jornadas en el basurero son de lunes a domingo desde las 8:00 am hasta que se oculta el sol.

Los esposos Henry Quintero y Jackeline Gutiérrez contaron que esperan la llegada de los camiones de basura a las 8:00 am, al mediodía, a las 4:00 pm y a las 6:00 pm. Destacan que en las primeras horas del día hay más gente en el vertedero, sobre todo niños. «Sobreviviendo es lo que estamos. Aquí conseguimos panes, harina o masa de trigo que desechan en las panaderías, con lo que hacemos arepas o panes, también sacamos verduritas y frutas. Claro, no están muy buenas», dijo Henry Quintero. «Nosotros somos seis, mis cuatro hijos, mi esposa y yo. Hoy en día solo dependemos de lo que conseguimos aquí».

Jackeline Gutiérrez señaló que recurren a esto porque en los últimos meses han perdido mucho peso: «Mi hijo de 5 años ha rebajado como 5 kilos, la mayor ha perdido como 10, yo pesaba 80 y pico, y ya voy por 49 kilos. Si seguimos así nos vamos a morir de hambre».

José Morales, quien trabaja en la alcaldía del municipio, también tiene que rebuscar comida entre la basura. Indicó que 7.000 bolívares de sueldo -lo que gana en el ente gubernamental- solo le alcanzan para comer un día.

Niños desnutridos, algunos hasta la muerte. Ysbelia Fernández contó cómo su hija perdió a su bebé de un año. «El niño  tenía labio leporino, y aun cuando estaba en control médico en el Hospital Universitario de Maracaibo, solo pesaba cuatro kilos. Por falta de dinero no pudimos darle la alimentación que necesitaba. El niño sufrió una fiebre y como no tenemos transporte no llegamos a tiempo al hospital y murió. La doctora dijo que estaba desnutrido».

Zoraida González vive en la costa sur del municipio Miranda y tiene cinco pequeños. Se dedica a cuidar de su hogar. Contó que su esposo trabaja en Santa Bárbara, al sur del lago de Maracaibo, por lo que a veces no tiene cómo resolver la comida de su familia. «Ayer no tenía ni un bocado qué darles. La niña de 6 años se me desmayó porque estaba sin comer». Su bebé de 8 meses también se le desmayó. En uno de esos desvanecimientos creyó que estaba muerto, pero su hermana la ayudó a revivirlo. «Pesa 5 kilos. Se mantiene por mi pecho, pero yo no como bien. También me mareo. A veces le doy crema de arroz sola, sin leche».

El Nacional

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