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Más y mejor formación docente fue el requerimiento principal de los encuestados en la Consulta Nacional por la Calidad Educativa, elaborada en 2014. 53% de los 7.233.489 participantes así lo manifestaron.

Dos años después de este resultado los congresos pedagógicos son estructuras fundamentales de las políticas de formación para los educadores que ejecuta el Estado: espacios donde, según la información oficial, se fomenta la investigación y la capacitación de esos profesionales.

El audio del Himno Nacional entonado por el fallecido presidente Hugo Chávez marca la inauguración de uno de esos congresos organizado por el Distrito Escolar Nº 4, ahora Consejo Educativo Zonal Ecológico, y con esas notas aparecen otras intenciones.

Una docente, que pidió reservar su nombre por temor a represalias y que ha participado en estas actividades, explicó que en un principio les presentaron una propuesta de actualización y conocer las experiencias de creación de nuevo conocimiento que nacía en las escuelas.

“Ahora puedo decir que en mínimo 50% de los casos la reunión se convierte en un mitin político, se hace campaña”, asegura.

La educadora admite que usualmente al docente “no le gusta plasmar lo que hace” o se siente desmotivado, por lo que le pareció oportuno que los estimularan a presentar investigaciones. Sin embargo, pese a algunas experiencias positivas, ganó la incomodidad por la presencia de contenido sesgado.

Advierte que de una población de 20 maestros que trabajan en el colegio donde ella da clases, escasamente 2 asisten a estas actividades. Además, la mayoría de los eventos se realizan los sábados, fuera del horario laboral, lo que causa malestar. Algunos directivos han tenido que negociar con el docente y le ofrecen un día libre en la semana para que vaya y así tener representación de la escuela en la actividad.

La profesora indica que en los congresos solo se realizan las presentaciones de investigaciones, pero no se ofrecen talleres o cursos para capacitar o actualizar a los docentes. Señala que el Ministerio de Educación no promueve constantemente actividades de formación, excepto por un mensaje que le llegó a su celular, entre mayo y julio, en el que la invitaban a postularse para un curso de actualización en Cuba.

Tiempo perdido. José Francisco Juárez, decano de la Facultad de Humanidades de la UCAB, tiene la misma referencia sobre los congresos y su vinculación con actividades de proselitismo, lo cual atenta contra los principios de la Constitución. Lamenta que esos espacios no se aprovechen y no se invite a colegios privados y al sector universitario.

El académico y ex director de la Escuela de Educación en esa misma casa de estudios recuerda que cuando se hizo la Consulta se generaron altas expectativas y las instituciones de formación docente se reunieron con el ministro Héctor Rodríguez para ofrecer sus consideraciones. Sin embargo, las que serían unas “mesas permanentes de discusión” se agotaron en 9 meses.

Considera que a 2 años del proyecto este quedó en el ostracismo. Agrega que hasta la fecha nunca les dieron información sobre cuáles eran los contenidos dictados en programas como la Micromisión Simón Rodríguez, que se creó a partir de la Consulta y que, según la Memoria y Cuenta de 2015 del Ministerio de Educación, el año pasado formó a 2.318 docentes en las áreas de Química, Física, Biología y Matemática y tiene previsto para 2016 egresar a 2.733 docentes a escala nacional, que, dice el documento, “es para fortalecer la práctica pedagógica y garantizar una educación de alta calidad a los estudiantes de educación media y diversificada”.

Juárez también rememora que le ofrecieron al viceministro Humberto González acompañar la propuesta de la Micromisión con los cursos, talleres y diplomados que ellos ofertaban, pero no les tomaron la palabra.

“Con la Consulta se profundizó sobre las deficiencias, y desde entonces ha sido tiempo perdido. El franco deterioro de la calidad educativa sigue siendo un asunto grave”, señala el decano. La vocación por la profesión docente y la percepción que tienen los escolares sobre sus maestros, advierte Juárez, continúa siendo un aspecto que se debe reforzar.

Destaca que muchas de estas políticas de Estado para la formación del gremio se llevan a cabo después de que estos profesionales egresan de las universidades, pero considera que es necesario que las instituciones de formación de docente también hagan una revisión y evaluación de sus prácticas para estar acordes con las necesidades actuales.

Institucionalizar un proyecto

Olga Ramos, miembro de la organización Asamblea Educativa, ratifica que la Consulta tiene un grave defecto de origen: su metodología la tilda de inapropiada porque deja cabos sueltos. “No hay manera de procesar la información y determinar quién opinó qué cosa, por ejemplo”.

La profesora considera que todo el proceso de Consulta, que dejó otras incógnitas como cuánto invirtió el Estado en su realización, fue una estrategia para institucionalizar mecanismos que se crearon con lógica coyuntural como las misiones; mecanismos que, a su juicio, tienen un diseño tendencioso, una naturaleza endeble, son poco formales, pero también difíciles de evaluar para determinar qué tan efectivos son.

Ramos exhorta a reflexionar sobre cuál es la calidad de la formación que está fomentando el Estado y las reglas de juego alrededor de estos procesos. “Si al docente no lo alivias de carga horaria para que haga investigación, por ejemplo, no favoreces el producto. También hay que revisar si esa formación tendrá consecuencias en la remuneración”, comenta.

El Nacional

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