Ustedes me conocen bien y por lo tanto saben que mi posición actual no tiene motivos distintos de los intereses de la patria y de su gente. Creo que debemos dejar de lado los afectos y devociones, para ser más objetivos y realistas. Acompañamos a Chávez en derrotar lo que él llamó la cuarta república y nos propusimos construir la Venezuela de toda una vida de sueños, lo que hizo difícil poder apreciar las desviaciones tempranas del proceso. Hay camaradas que sufrieron tanto en esas luchas, que me confiesan le permitían a Chávez una serie de iniquidades con tal de no volver al pasado. Es una conducta comprensible durante cierto tiempo, en espera de la reflexión y recapacitación obligadas, pero nuestro corazón no puede seguir nublando nuestra mente.

Lo primero que les rogaría es que no sigan excusando lo inexcusable, con argumentos que en el pasado combatíamos vigorosamente. CAP II se excusaba diciendo que no tenía otra fórmula para enfrentar la crisis que el paquete neoliberal. Tan convincente era que el propio Fidel Castro, en reunión en el Eurobuilding, nos dijo que el Presidente no tenía alternativa. Tuvo que intervenir Domingo Alberto Rangel, para poner las cosas en su sitio. Aquellas excusas, idénticas a las actuales, trataban de quebrar la resistencia a la devaluación monetaria, el control de cambios, la elevación de precios de bienes y servicios, entre éstos el transporte; el desabastecimiento, la insuficiencia de las compensaciones salariales, como hechos imposibles de evitar.

Antes de la debacle negaban el endeudamiento externo e interno, la inyección de dinero inorgánico, la utilización impropia de las reservas, la economía de puertos, los negocios cambiarios con la banca, la caída de la producción nacional. Presentaban la apertura petrolera como la salvación del país y negaban la crisis existente en PDVSA (elevación exorbitante de los gastos internos, descapitalización, endeudamiento, etc.).

¿Podemos nosotros seguir negando lo siguiente? 1) La deuda externa del país en 1999 era de US$ 29.067 millones y la de 2009 fue de US$ 61.626 millones. 2) La deuda interna era en 1998 de 2,53 millones de bolívares fuertes (hice la conversión) y en 2009 fue de Bs.F 53.169 millones; creció más de 2.000%. 3) Las reservas internacionales al cierre de 2009 fueron de US$ 35.830 millones, mientras que para el 23 de abril de 2010 fueron de US$ 27.756 millones: reducción de 22,5%. 4) La inflación venezolana en la década fue de 512%, mientras en Chile fue de 35,3%, Colombia de 70%, Perú 24,4%, México 51,6%, Argentina 124,4%, Ecuador 111,3%. 5) Las importaciones en 1999 fueron de US$ 1.641 millones, en 2006 de US$ 5.939 millones, en 2008 de US$ 10.627 millones y en 2009 de US$ 9.291 millones. ¿Significan algo estos datos? ¿Evidencian una mejora? ¿Qué nos hace diferentes de CAP II?

Luis Fuenmayor Toro
(La Voz, pp 11, 05.05.10)

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