Foto de Sindicato Suontraj Blogspot.com

Las terribles condiciones de vida de las cárceles aumentan las probabilidades de padecer alguna enfermedad. Y, por si fuera poco, la falta de atención médica empeora los estados de salud de los reclusos.

“Las condiciones actuales en que se encuentran los centros de reclusión son malas, a pesar de las intenciones del Estado de humanizar el sistema. Lamentablemente, los avances son pocos y así lo establece la ratificación de las medidas provisionales, emitidas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en diciembre de 2009”.

 Así se afirmó en el Informe sobre los DDHH y Debido Proceso de las Personas Privadas de Libertad, realizado en 2009 por el Observatorio Venezolano de Prisiones, que reveló que 82% de la población penal considera que se le vulnera el derecho a la salud y 50% coincide en que, cuando trasladan a los internos enfermos a los hospitales cercanos, son mal atendidos. 

Hasta septiembre de 2010, habían fallecido 34 privados de libertad enfermos: 16 de paros cardíacos, siete de VIH-SIDA, cuatro de tuberculosis, cuatro de quemaduras, dos de neumonía y uno de cáncer; sin contar los 352 que han perdido la vida de forma violenta. 

Comparado con 2009, ha habido un aumento de 30% en los asesinatos dentro de las prisiones, y un incremento de 50% en los heridos que, hasta el momento, suman 736. 

En el estudio del OVP se pudieron determinar las principales causas de la insalubridad en los centros penitenciarios: infraestructura deteriorada e insuficiente, filtraciones de aguas negras, alcantarillado obstruido y poca ventilación, servicios sanitarios en condiciones infrahumanas, ausencia de agua potable, contaminación ambiental, graves condiciones sanitarias, deficiente atención médica. 

Descentralización como solución

El problema de salud en los centros penitenciarios comienza desde que la persona es recluida. “Entre los dos y tres primeros días de encarcelamiento, los reos deben tener una visita médica para que les creen la ficha médica que contenga toda la patología de ese interno. Así se puede saber si es asmático, tiene VIH o cualquier otra enfermedad”, explica Humberto Prado, director del OVP. 

Sin embargo, denuncia que “eso no funciona en casi ningún penal”, solamente en Tocuyito y en el Internado Judicial de Coro. “En total, son como 650 internos los que reciben esa atención médica cuando la población penitenciaria es de 43 mil”, estima. 

Para Prado, la solución de muchas de las deficiencias del sistema penal está en la descentralización de las cárceles. 

“No hay atención integral a los privados de libertad. Si quisiéramos tomar en serio el sistema de salud, se debería cumplir lo que está establecido en la Constitución desde 1989 que es la descentralización, no por pretensión, sino porque es una recomendación que se hizo a la Comisión de Justicia de la Asamblea Constituyente, presidida por el penitenciarista Elio Gómez Grillo”, añade.

El director del OVP destaca que cada gobernación tiene una dirección de salud que podría destinar presupuesto, médicos y medicinas a los centros penitenciarios. 

“La cárcel de La Planta, por ejemplo, tiene como 2 mil reclusos, pero está construida para 350. Un solo médico no se da abasto para tanta gente. Si existiera descentralización, pudiera haber una enfermería dotada de medicina, de médicos y enfermeras, y se pudiera tener la ficha médica de cada interno y así conocer quiénes necesitan ser tratados”, señala.

Problemas con la comida

De acuerdo con el informe Situación de los Derechos Humanos en Venezuela, realizado entre octubre de 2008 y septiembre de 2009 por Provea, “un factor que atenta contra la salud de los internos es la comida, no sólo por su calidad, sino por su poca frecuencia”.  

Un estudio realizado en 2005 por el Ministerio de Interior y Justicia reveló que  entre 30 y 40% de la población penitenciaria recibía comida del penal y que solamente se alimentaban una o dos veces al día. (TalCual; 06.12.2010)

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