Las escasas lluvias que han refrescado la larga sequía que ha azotado al estado Vargas por varios meses, no han traído el alivio que esperaban sus habitantes en el suministro del vital líquido. Por donde quiera que uno se dirija, percibe el gran sufrimiento por los que atraviesan.
Ante esta grave escasez, los varguenses deben cazar a los camiones cisternas que por un precio de 1000 a 1500, les llenan cada tanque de agua, lo que significa un gasto más a sus golpeados bolsillos. Y es que la escasez de agua se ha convertido en un negocio para muchos, lo que podríamos denominar el “bachaquerismo” del agua.
Además del negocio del agua, esta situación anómala ha traído como consecuencia la perforación de pozos de los que tienen los recursos para hacerlo; de algunos de estos pozos se sirven muchos, y piden que así se mantenga, pues son los que los auxilian con el preciado líquido, tales son los casos de varios hoteles que poseen estos pozos donde los angustiados habitantes satisfacen sus necesidades de agua.
El ir y venir con bidones y botellones es una imagen que se repite por casi todo el estado, y según pudimos recoger en este recorrido, hay sitios más afectados que otros. Tal es el caso del este de Vargas, así como gran parte de la Guaira, Maiquetía, Urimare y partes de Catia La Mar.
El Cardonal, Caraballeda, Macuto, Gran parte del Teleférico, el Sector José Gregorio Hernández, Vegamar son algunas de las zonas más afectadas. Los casos del sector José Gregorio Hernández y del Palmar Este son bien graves, pues sólo han recibido agua por tres ocasiones en seis meses, algunos dicen que hasta ocho meses.
Varios testimonios recogidos en dos tomas de agua, la de las Quince Letras y sector José Gregorio Hernández, plantean varias alternativas de vieja y nueva data, como la recuperación e instalación de tuberías, ya existentes, en el río El Cojo, que podría abastecer a la zona de El Teleférico, José Gregorio Hernández, Las Quince Letras y parte de Macuto, otros exponen la alternativa de la construcción de pozos y de grandes tanques de agua para almacenar para tiempos de sequía.
Por otro lado, llama la atención los sistemáticos riegos, con cisternas de la Gobernación, de plazas y jardines, una ironía cuando la mayoría de las comunidades sufren en grado extremo la carencia de agua.
Exponen que en una ocasión fueron a reclamar a Hidrocapital, la respuesta que obtuvieron de un alto funcionario de ese organismo del Estado, fue que le compraran el agua a las cisternas.
Esta grave crisis, demuestra una gran carencia de planificación, voluntad y falta de sensibilidad hacia los varguenses, quienes no se explican la ausencia de una política de aguas, así como un gran debate sobre esta difícil situación que afecta a todos los varguenses, siendo los más perjudicados las clases más necesitadas, quienes o pagan lo que no tienen o paran todo un día de trabajo para cargar a lomo el preciado líquido. (Aporrea.org)