Concentración frente a la FGR para exigir Justicia

Las autoridades públicas tienen que dar un mensaje muy claro de que deben cesar todas las manifestaciones de violencia. “Los referentes o figuras de autoridad no deben usar la palabra para descalificar o para ofender debido a que la palabra es acción”, afirma Oscar Misle, cofundador de Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap) 

“A mí me mataron mi Canaimita de un tiro”, señaló un niño de 7 años, habitante de un barrio en Caracas, a quien un familiar le disparó a su computadora. Esta frase que podría parecer fuerte, lamentablemente da cuenta de que la violencia contra niños, niñas y adolescentes es una realidad que no cesa, que no se detiene, sino que, por el contrario, se incrementa. Nos preguntamos entonces: ¿Podemos hacer algo para abordar este problema?, ¿cuál debe ser el papel del Estado?, ¿qué rol juega la sociedad organizada?, ¿qué debe hacer la familia? Para disertar sobre este tema, recurrimos a tres especialistas: Gloria Perdomo, actual coordinadora de la organización Luz y Vida, en Petare, Caracas; Luisa Pernalete, educadora y coordinadora de Fe y Alegría en Guayana; y a Oscar Misle, cofundador de Centros Comunitarios de Aprendizaje (CECODAP).

¿Qué debe hacer el Estado?

Gloria Perdomo señala que ante el panorama de la violencia, es obligación del Estado venezolano cumplir con el compromiso de crear un plan nacional de acción para la protección integral de la niñez y la adolescencia, que incorpore una labor preventiva y nos permita incidir en las diferentes razones o causas de la violencia contra niños, niñas y adolescentes para reducir estos indicadores. Las autoridades públicas tienen que dar, a su vez, un mensaje muy claro de que deben cesar todas las manifestaciones de violencia. Este punto de vista es compartido por Oscar Misle, cuando agrega que los referentes o figuras de autoridad no deben usar la palabra para descalificar o para ofender debido a que la palabra es acción. “Cuando dices un término, ese término está cargado no sólo de un significado sino de una forma de proceder y de actuar”, afirma Misle. Además, el cofundador de CECODAP señala que la sociedad no tiene acceso a las estadísticas oficiales de la violencia porque, debido a la polarización política presente en Venezuela, el gobierno considera que son reserva del Estado y que hay un momento para presentarlas, a fin de que no sean manipuladas desde el punto de vista político. Esto hace que no se conozca la dimensión del problema de la violencia y dificulta la aplicación de políticas públicas acertadas. Por su parte, Luisa Pernalete considera que el gobierno debe dedicarse a desarmar a la población y le hace un llamamiento al Ministerio de Educación para que reconozca que la violencia escolar es un problema y acota que es fundamental recuperar las horas de guiatura en los liceos, sobre todo en los públicos, para revertir la cultura de violencia en cultura de paz. Ahora bien, hay muchas tareas que nos toca emprender a quienes estamos desde del lado de la sociedad, del lado de las organizaciones sociales.

¿Qué hacer desde las organizaciones sociales?

Luisa Pernalete señala que, en primer lugar, la comunidad debe saber que el artículo 7 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente (LOPNNA) establece que el Estado, la familia y la sociedad deben asegurar, con prioridad absoluta, todos los derechos y las garantías de niños, niñas y adolescentes pues cuando una comunidad se apropia de esto puede exigir del gobierno más recursos para construir canchas deportivas, que las escuelas tengan una infraestructura adecuada, etc. Asimismo, señala Pernalete que hay que tomar en cuenta que:

1. La violencia no es natural sino aprendida y lo que se aprende se puede desaprender, lo que nos indica que hay una esperanza.

2. Hay que afinar los sentidos: tenemos que recoger los datos que aparentemente son aislados, que tal vez sean pocos, pero que hablan de historias que están detrás, o de datos que no se ven de entrada, pero que recogidos y organizados nos permiten reconocer la violencia y reaccionar frente a ella.

3. Encuentros de cercanos de todo tipo: hay que aliarse porque solos no podemos. Primer dúo: la familia y la escuela deben formar un trío con la comunidad (consejos comunales, la iglesia, etc.) y se pueden emprender iniciativas como el Observatorio de Aulas. El trío se vuelve cuarteto cuando se invita a las universidades. Con la participación de las universidades se pueden hacer muchísimas coas, como por ejemplo incorporar en la carrera de Educación, herramientas para que las maestras y los maestros puedan educar para la paz. Estamos hablando no sólo de resolución pacífica de conflictos, sino manejo de emociones, saber escuchar. “Si escucháramos, les aseguro que habría muchísimos menos adolescentes metidos en líos y eso se aprende”. El cuarteto se vuelve quinteto cuando empresarios inteligentes, a través de la responsabilidad social empresarial, invierten en seguridad a futuro. “Quien invierte en programas de atención a niños y niñas, quien invierte en programas vacacionales, hace que allá menos personas delinquiendo en la calle y que en un futuro puedan cobrar nuevas víctimas, entre ellas a los propios empresarios”. Finalmente, la alianza con los medios de comunicación es importante porque lo que no se publica no se sabe. Así tendríamos a “Los periodistas como profetas denunciando y anunciando: convirtiendo la construcción de paz en buenas noticias. Haciendo observatorios de violencia y de paz también…”, agrega Pernalete.

4. Unirnos a una red: de las que funcionan en el país, porque así se potencia su trabajo.

Fuentes consultadas

• Oscar Misle y Fernando Pereira. ¡No me hace caso! Herramientas para la crianza de nuestros niñas y niños. CECODAP. Caracas, 111pp.

• Ponencias de Gloria Perdomo y Luisa Pernalete durante el Encuentro de Organizaciones sociales (EOS), UCAB, 2012.

¿Qué debe hacer la familia?

Oscar Misle señala en su libro ¡No me hace caso! Herramientas para la crianza de nuestros niñas y niños, que para criar a nuestros hijos e hijas con amor debemos darles atención, tiempo, actitud e intensión: atención, para que se sientan que existen; tiempo, para que sientan que nos importan; actitud, para demostrarle que nos interesan; e intensión, para que lo que hacemos esté conectado con lo que sentimos.

De hecho, esto se vincula con uno de los hallazgos más importantes que ha tenido CECODAP, a través del trabajo con más en 86 centros educativos públicos y privados en la Gran Caracas: la soledad de los muchachos y las muchachas es un problema común en todos los sectores y por ello sienten la necesidad de llenar esos vacíos a través de las adicciones (drogas, Internet). “Muchas veces escuchamos, en relación al tiempo, que lo importantes no es la cantidad sino la calidad, y no es cierto. La cantidad de tiempo es muy importante; necesitamos organizarnos para que podamos compartir con nuestros niños y niñas, es la única forma de saber qué sienten, piensan, desean, necesitan…”

“Necesitamos organizarnos para que podamos compartir con nuestros niños y niñas, es la única forma de saber qué sienten, piensan, desean, necesitan…”

 

Diario La Voz 22.04.12

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