La Federación Internacional de Periodistas (FIP) deplora profundamente el fallecimiento del fotoperiodista venezolano Jorge Durán y pide a las autoridades de ese país que realicen la más amplia, exhaustiva e imparcial investigación sobre las circunstancias en las que se produjo su muerte –por infarto- cuando desarrollaba una cobertura profesional en una inhóspita zona de la frontera colombo-venezolana.
“Aunque el periodista haya fallecido por infarto, hay una serie de elementos que deben ser seriamente investigados”, ha declarado Paco Audije, Coordinador de la FIP para América Latina: “La indiferencia de los responsables del operativo de seguridad, ante el evidente colapso físico de Durán, puede estar en el origen de su muerte”.
El fallecido, de 55 años de edad, trabajaba al servicio de la Dirección de Información del Ministerio del Interior y Justicia, y el jueves 22 de abril, fue enviado intempestivamente -junto con una periodista y un camarógrafo- a una región abrupta y fangosa, ubicada a 200 metros de la frontera con Colombia, frecuentada por guerrillas, narcotraficantes y paramilitares, para la cobertura periodística del desmantelamiento de varios laboratorios de fabricación de cocaína.
Primero en motocicleta y sin casco de seguridad, luego en avioneta y helicóptero y finalmente a pie, sin agua, ropa o calzado adecuados para aquel lugar, el grupo de reporteros llegó hasta un punto en el que había una gran cantidad de material químico utilizado en la fabricación de drogas. Durante el viaje, en La Fría (Estado de Táchira) periodistas de diversos medios de comunicación se habían unido a ellos. Varios sufrieron desmayos, mareos y vómitos por la jornada extenuante y el calor, pero también por emanaciones de los productos químicos.
El regreso fue aún más penoso y apresurado, pues el personal militar advertía que pronto anochecería y se hacía tarde para el regreso de los helicópteros. Durán quedó rezagado, ya no podía valerse por sí mismo y tuvo que ser ayudado por militares y por el colega de la agencia Reuters Julio Uribarri. Sin embargo, los helicópteros despegaron -a pesar de los gritos de desesperación de las periodistas- que rogaban se esperara por quienes faltaban, en especial por Durán, visiblemente en pésimas condiciones. A las 8 de la noche se informó de su muerte a sus colegas y once horas después a su viuda Liseth Torres, también periodista, quien recibió el ataúd sellado y no pudo hacer un acto velatorio.
“Los documentos gráficos y los vídeos de los equipos de televisión presentes en esa cobertura fatal pueden ayudar a esclarecer lo sucedido”, ha apuntado Audije.
La FIP respaldará las acciones que su afiliado en Venezuela, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP), el Colegio Nacional de Periodistas (CNP) y el Círculo de Reporteros Gráficos (CRGV) impulsen para establecer las responsabilidades de cualquier tipo a que hubiera lugar.
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