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Efecto Cocuyo/ Vannesa Moreno

Las autoridades del Colegio Tito Salas en el kilómetro 15 de la carretera Petare-Santa Lucía habían reportados dos hurtos en sus instalaciones y este miércoles en la tarde los culpables fueron capturados: cuatro adolescentes, uno de ellos estudiante de la misma institución.

Con la denuncia hecha, los funcionarios de la Policía de Sucre lograron ubicar a los delincuentes en los barrios Caballo Mocho Tito Salas y Mariches, donde además encontraron lo hurtado:  11 computadoras Canaimitas, 1 video beam, 1 megáfono,  20 bombillos fluorescentes y ahorradores, 1 mause, 1 bomba de agua, 1 micrófono, 16 balones de Voleyball, basketball y fútbol; 1 aro de baloncesto, 2 cornetas de  equipo de sonido, 1 impresora multifuncional marca HP y 2 cajas de cables varios.

La investigación de Polisucre arrojó que los adolescentes querían vender las computadoras.

Este episodio probablemente será parte del informe de 2016 que realiza Cecodap para mostrar la situación de los derechos de los niños y adolescentes de Venezuela, que para el año pasado registró un incremento de la violencia en este grupo etario de 18%, en comparación con 2014.

El balance de 2015 reseña que 2.978 menores de edad se ven implicados en delitos, especialmente en el de robo en el que hay una participación de 39%. Esto representa un aumento de 29%  respecto del año anterior.

“No es un hecho aislado que una niña de La Guaira se haya dibujado como malandra, como parte de una actividad de clases. Es una tendencia. Quizás los alumnos no lo expresan verbalmente, pero su actitud y lo que viven el día a día lo llevan a eso. Están apáticos, dicen que para qué tienen que ir a la universidad si aseguran que jugando cartas en el barrio pueden ganar 5.000 bolívares”, manifestó Marta Millán, educadora de Fe y Alegría y colaboradora de Cecodap.

Millán se refiere a la imagen que se hizo viral en las redes sociales el 1 de abril, en la que se veía un dibujo de una niña con una pistola y al lado un cuerpo en un charco de sangre. Este habría sido realizado por una estudiante de una escuela bolivariana en la carretera Caracas – La Guaira.

dibujo-NNAAsí como Cecodap encontró que cada vez más la generación de relevo está más vinculada a la violencia, también vio que hay más niños y adolescentes víctimas de esa misma violencia:1.026 homicidios se registraron en 2015 en el país, 177 de los cuales murieron por las armas de funcionarios policiales.

“Lamentablemente este no es el total, es solo una muestra. Es lo que se nos permite conocer porque fueron difundidos en los medios”, precisió Fernando Pereira, director de la ONG.

Pereira alertó que desde hace 15 años Cecodap realiza recomendaciones al Estado para que se tomen medidas que permitan reducir esta tendencia de violencia que afecta a los menores de edad. Sin embargo, aseguró que hasta la fecha no se han adoptado en el plan para la protección de este grupo etario.

“No se están tomando medidas preventivas, sino más bien la política ha sido la omisión y la línea es hacer ver que la violencia no existe. Hasta que no se asuma que la violencia sí existe, estos números no van a cambiar”, denunció.

Su entorno en cifras rojas

Así como el Colegio Tito Salas fue blanco de hurto de sus equipos estudiantiles, otras 431 escuelas pasaron por el mismo episodio en 2015. La violencia escolar para este periodo aumentó 38% y en ella se engloban las protestas de estudiantes, docentes y padres, las fallas en la estructura escolar e insalubridad, fallos en el pago de matrículas, irregularidades en el Programa de Alimentación Escolar y la falta de docentes.

Los niños y adolescentes venezolanos también viven la violencia dentro de sus hogares. Según el informe de Cecodap, 318 pequeños fueron víctimas de maltrato infantil por sus padres u otros parientes. “Preocupa que 71% de estos casos son menores de 6 años de edad; es decir, son los más vulnerables”, dijo Carla Villamediana, integrante del grupo de expertos de Cecodap.

Agregó que pudieron obtener la reseña en medios de 23 homicidios a manos de un familiar y 18 filicidios, mientras que otros 17 niños y adolescentes fueron testigos de un asesinato dentro de sus casas. “Es necesario crear condiciones para que las denuncias de estos casos sean atendidas oportunamente y lleguen a algo”, expresó la especialista.

“Como escuelas tratamos de ofrecerles espacios para que vean otras cosas, pero la realidad de sus barrios es abrumadora  y es mucho más fuerte de lo que podemos hacer en las escuelas”, manifestó Marta Millán, profesora de Fe y Alegría

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