En septiembre de 2012, un año después de que fuese nombrada ministra de Servicios Penitenciarios, Iris Varela arrancó un el nuevo plan de humanización carcelaria, bajo las directrices del desaparecido presidente Hugo Chávez.
Su enfoque estuvo en la instalación del nuevo Régimen Penitenciario, que consideró como «necesario para pagar la deuda social que se tiene con los privados de libertad».
Fue el penal Rodeo II el espacio modelo para ello, pues ya había sido desalojado y remodelado, tras el intenso motín que se vivió en junio de 2011, y que obligó al Gobierno Nacional a crear el nuevo despacho ministerial.
Eran cerca de 300 internos los que debían cumplir con las normas establecidas para «una sana convivencia».
Actualmente hay más de 500 privados de libertad en ese penal, pero a nivel nacional son unos 35 mil los que deben cumplir con el nuevo régimen penitenciario.
Uno de los personajes que se encuentra recluido en El Rodeo II, desde enero de este año, es Francisco Antonio Medina Sivira, de 18 años de edad, conocido como «el Pollo».
Un joven oriundo de Barquisimeto, que fue señalado de asesinar a 19 personas en cinco meses (entre abril y agosto del año pasado). Su rostro quedó desfigurado, porque el 17 de noviembre intentó quitarse la vida disparándose en el rostro con un FAL. Está uniformado y cumple con varias actividades obligatorias cada día.
Destaca que se siente seguro y que prefiere estar en un penal con régimen, que en una «población mundana» en cualquier otra cárcel.
La propia ministra Iris Varela destaca que el nuevo régimen es necesario para que se acabe el «malandreo» en los penales. Considera que los privados de libertad tienen que tener disciplina, porque «allí no se va a hacer lo que les da la gana, sino a cumplir una pena. El que no quiera régimen que no cometa delitos», refiere.
Durante un recorrido por El Rodeo II, la mayor exigencia de los internos fue la educación.
Aunque reciben talleres, creen que hace falta mayor atención en este tema, puesto que hay semanas donde no hay ningún tipo de actividades.
«Aquí nos garantizan la vida, nos podemos mover con libertad, no negamos que hay peleas porque es normal, pero de verdad lo que pedimos es más educación», refirió un interno.
A él se unieron varios con la misma idea. Piden reforzar esta materia, ya que cuentan con un espacio adecuado.
Por su parte, el director de la ONG, Una Ventana a la Libertad, Carlos Nieto Palma, cuestiona el nuevo régimen, pues considera que no existe, sino «dos o tres reglas». «Más allá de los uniformes, los ejercicios de orden cerrado y las consignas políticas no ha habido avance. Tenemos una ley sobre este tema, que sigue siendo una deuda», dijo. (Deivis Ramírez, El Universal, 21.04.14)