Según reseña El Impulso la comida descompuesta estaría conformada por 40 toneladas de avena y 60 de leche, las cuales eran empaquedas en el lugar y, posteriormente, vendidas a la Productora y Distribuidora Venezolana de Alimentos (Pdval) por el dueño de los galpones.
La nota periodística señala que entre el propietario —sin especificar su identidad— de los galpones y Pdval habría existido una relación comercial, la cual fue interrumpida por manejos inadecuados de carne. Según la información ofrecida por el periódico esta persona utilizaba los locales para almacenar leche y avena, que posteriormente empacaba en envoltorios de un kilo y se la vendía a la empresa estadal, sin embargo, la información no pudo ser confirmada.
El diario de la capital larense visitó dos galpones, ubicados en la Zona Industrial II de Barquisimeto, debido a constantes llamadas de personas preocupadas por presencia de «cocos» en la zona.